domingo, 19 de octubre de 2025

POR CUANTOS EFECTOS Y VALORES SE CONOCEN, TANTO MÁS SE RECIBE DEL QUERER DIVINO. ESPERA DE JESÚS POR TANTOS SIGLOS PARA HACER CONOCER SU QUERER



                    Continúo estando toda abandonada en los brazos de mi dulce Jesús, me sentía toda inmersa en Su Santísimo Querer, en el cual me encontraba como en el centro. Entonces al venir Jesús me ha dicho: 

                    “Hija Mía, Mi Humanidad vivía como en el centro del Sol Eterno de Mi Voluntad Divina, y de este centro partían rayos que llevando con ellos mi inmensidad envolvían todo y a todos, y Mi obrar, partiendo de este centro se encontraba como en acto por cada acto de criatura, cada palabra como en acto por cada palabra, cada pensamiento como en acto por cada pensamiento, y así de todo lo demás, y conforme descendía, como un sólo acto volvía a subir a Su Centro, llevando Consigo todos los actos humanos para rehacerlos, para reordenarlos según como quería Mi Padre, así que sólo porque mi Humanidad vivía en el centro del Querer Eterno pudo abrazar a todos como un acto solo, para cumplir con decoro y digna de Mí la obra de la Redención, de otra manera habría sido una obra incompleta y no digna de Mí. 

                    Y así como la ruptura de la voluntad humana con la Divina fue todo el mal del hombre, así la unión estable de la voluntad de Mi Humanidad con la Divina debía formar todo su bien, y esto sucedía en Mí como connaturalmente. 

                    Mira el sol, ¿qué cosa es?. Es un globo de luz, y esta luz la difunde igualmente a derecha, a izquierda, adelante, atrás, arriba, abajo, por doquier; la luz de tantos siglos atrás es la de hoy, nada ha cambiado, ni luz, ni calor, y la luz de hoy será la del fin de los siglos; si tuviera razón podría decir todos los actos humanos, es más, los tendría en sí como propiedad suya, habiendo sido él vida, efecto y causa de cada acto, y esto como cosa connatural para él. 

                    Ahora, todo esto sucede al alma que vive en el centro de Mi Querer, ella abraza a todos y ninguno se le escapa, hace por todos y nada omite, junto Conmigo no hará otra cosa que expandirse a derecha y a izquierda, adelante y atrás, pero en modo simple y connatural, y conforme obra en Mi Querer hace el giro de todos los siglos, y a todos los actos humanos los eleva en su acto en Modo Divino, por virtud de Mi Voluntad. 

                    Escucha hija Mía, regenerada en Mi Supremo Querer, lo que quiero hacer de ti y en ti, lo que hacía Mi Humanidad en la Divina Voluntad quiero repetirlo, pero quiero tu querer unido junto, a fin de que repita junto Conmigo lo que hacía y hago aún. 

                    En mi Querer están todos los actos que hizo Mi Humanidad, tanto externos como internos; de los actos externos más o menos se sabe lo que Yo hice, y la criatura, queriendo, se puede unir junto Conmigo y tomar parte en aquel bien que hice, y Yo siento el contento porque veo Mi bien como multiplicado en medio de las criaturas en virtud de la unión que forman Conmigo; mis actos son puestos como en un banco y Yo recibo los intereses. En cambio, de los actos internos que hizo Mi Humanidad en la Divina Voluntad por amor de todos, poco o nada se sabe de ellos, y la criatura no conociendo ni la potencia de este Querer, ni cómo mi alma obraba en Él, ni lo que hice, ¿cómo podrá unirse Conmigo para tomar parte de aquel bien?. 

                    El conocimiento lleva consigo el valor, los efectos, la vida de aquel bien. Un objeto tanta utilidad produce por cuanto se conoce, y muchas veces sucede que dos objetos que contienen el mismo valor, uno que conoce el valor de más, vendiéndolo gana más; otro que no tiene aquel conocimiento lo vende en menos. Cuántas cosas hace el conocimiento, muchos se hacen ricos porque tienen cuidado de conocer las cosas; otros se encuentran en las mismas circunstancias, pero porque no conocen bien las cosas son pobres. 

                    Ahora, queriéndote junto Conmigo también en Mis actos internos que hacía Mi Humanidad en este Querer Supremo, es justo que te haga conocer los méritos, el valor, los efectos, la potencia, el modo que tiene este Mi Querer, y según te los voy manifestando, abro entre tú y Yo la participación de lo que te hago conocer, de otra manera, ¿para qué decírtelo?. ¿Tal vez para darte una simple noticia?. 

                    No, no, cuando Yo hago conocer es porque quiero dar, así que cuantos valores y efectos conoces, tanto te he dado. Por eso ve el gran bien que quiero hacer, no sólo a ti sino también a los demás, porque conforme se haga camino este conocimiento del vivir en Mi Querer, será amado de más, y el Amor absorberá en ellos todo el bien que el conocimiento, como madre fecunda les ha dado a luz. Yo no Soy el Dios aislado, no, quiero a la criatura junto Conmigo, Mi eco debe resonar en el suyo y el suyo en el Mío y hacer de los dos uno solo; y si he esperado tantos siglos para hacer conocer Mi Querer obrante en la criatura, y el suyo obrante en el Mío, casi elevándolo a Mi Mismo nivel, ha sido porque debía preparar, disponer a las criaturas a pasar de los conocimientos menores a los mayores, debía hacer como un maestro que debía enseñar las vocales, las consonantes, después pasar a las composiciones. 

                    Hasta ahora no se sabía otra cosa de Mi Voluntad que las vocales y las consonantes, era necesario que pasara a las composiciones, y esto me desarrollará la Vida de Mi Voluntad. La primera composición la quiero de ti, si eres atenta la desarrollarás bien, de modo que Me darás el honor de un tema que te ha dado tu Jesús, el tema más noble, el tema del Querer Eterno, que Me traerá la Gloria más grande, que formando la conexión con las criaturas hará conocer nuevos horizontes, nuevos cielos y nuevos excesos de Mi Amor. 

                    Mira, en mi Querer Supremo están todos Mis actos internos que hizo Mi Humanidad, como en expectativa para salir como mensajeros para ponerse en camino. Estos actos han sido hechos para las criaturas y quieren darse y hacerse conocer; y no dándose se sienten como aprisionados, y piden, suplican, que Mi Querer los haga conocer para poder dar el bien que ellos contienen. 

                    Me encuentro en las condiciones de una pobre madre, que por largo tiempo tiene su parto en su seno, y que habiendo llegado el tiempo de hacerlo salir, si no lo hace sufre espasmos, se duele, y no teniendo en cuenta su propia vida, a cualquier costo quiere hacer salir fuera su parto; las horas, los días de retraso le parecen años y siglos, todo lo ha hecho y dispuesto, no queda otra cosa que hacerlo salir. Así Soy Yo, más que madre por tantos siglos he contenido en Mí, más que parto, todos Mis actos humanos hechos en la Santidad del Querer Eterno, para darlos a la criatura, y conforme se den elevarán los actos humanos de la criatura a actos divinos, y la adornarán con las más variadas bellezas, haciéndola vivir con la Vida de Mi Voluntad, dándole el valor, los efectos, los bienes que Mi Querer posee. 

                    Por eso, más que madre sufro los espasmos, los dolores, ardo porque quiero hacer salir este parto de Mi Voluntad; el tiempo ha llegado, no queda otra cosa que encontrar a quien debe recibir el primer parto, para continuar con los otros partos en las otras criaturas. 

                    Por eso te digo, sé atenta, agranda tu corazón para poder recibir todo el valor, los efectos, el conocimiento que Mi Querer contiene, para poder poner en ti el primer parto. Cuánta alegría Me darás, serás el principio de Mi felicidad en la tierra; el querer humano, podría decir, me ha vuelto infeliz en medio a las criaturas, y Mi Voluntad obrante en la criatura Me restituirá mi felicidad”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 14, 19 de Octubre de 1922



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