jueves, 16 de octubre de 2025

CUANTO MÁS EL ALMA SE ACERCA AL AMOR DE DIOS, MÁS PERDERÁ LAS VIRTUDES



                    Habiendo leído un libro que trataba de las virtudes, mirándome a mí misma estaba pensativa porque no veía en mí ninguna virtud; si no fuera sólo porque quiero amarlo, lo quiero, lo amo, y quiero ser amada por Jesús Bendito, nada, nada existiría en mí de Dios. 

                    Ahora, encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús me ha dicho: 

                    “Hija Mía, cuanto más el alma llega al término, para acercarse a la Fuente de todo Bien, cual es el verdadero y perfecto Amor de Dios, donde todo quedará sumergido y sólo el Amor existirá para ser el motor de todo, así el alma perderá todas las virtudes que ha practicado en el viaje, para encerrar todo en el Amor y reposarse de todo para sólo amar; ¿no pierden todo los Bienaventurados por sólo amar?. Así el alma, mientras más camina, menos siente el diverso trabajo de las virtudes, porque el Amor invistiéndolas todas, las convierte todas en Sí, teniéndolas en Sí Mismo en reposo, como tantas nobles princesas, trabajando Él solo y dándoles vida a todas, y mientras el alma no las advierte, en el Amor las encuentra todas, pero más bellas, más puras, más perfectas, más ennoblecidas, y si el alma las advierte es señal de que están divididas del Amor. 

                    Como por ejemplo, uno recibe una orden, y el alma ejercita la obediencia por obedecer al que da la orden para adquirir la virtud, para sacrificar la voluntad propia, y tantas otras razones que puede haber; ahora, haciendo así se advierte que se ejercita la obediencia, se siente la fatiga, el sacrificio que lleva consigo esta virtud. Otra obedece, no por obedecer al que da la orden, ni por otras razones, pero sabiendo que Dios se disgustaría por su desobediencia, ve a Dios en aquél que ordena, y por amor Suyo sacrifica todo y obedece. El alma no advierte que obedece, sino sólo que ama, porque sólo por Amor ha obedecido, de otra manera habría desobedecido lo mismo, y así de todo lo demás. 

                    Por eso, ánimo en el camino, que por cuanto más se camina, tanto más rápido saborearás la Bienaventuranza eterna del único y verdadero Amor, aun desde aquí”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 16 de Octubre de 1905




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