Como esta mañana el Bendito Jesús no venía, en mi interior me sentía suscitar alguna
sombra de turbación sobre el por qué no venía; entonces al venir me ha dicho: “Hija Mía, contenerse en Dios y no salir de los confines de la paz es todo lo mismo. Así
que si tú adviertes un poco de turbación, es señal de que sales un poco de dentro de Dios,
porque contenerse en Él y no tener perfecta paz es imposible, mucho más que los confines de
la paz son interminables, más bien todo lo que pertenece a Dios, todo es paz”.
Después ha agregado: “¿No sabes tú que las privaciones al alma sirven como el invierno
a las plantas, que hace que profundicen más las raíces, las fortifica y las hace reverdecer y
florecer en Mayo?”.
Después de esto me ha transportado fuera de mí misma, y habiéndole encomendado
varias necesidades, desapareció, y yo me he encontrado en mí misma, con el deseo de
mantenerme siempre dentro de Dios, a fin de que me pudiera encontrar dentro de los confines
de la paz.
Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 3, 17 de Junio de 1900
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