domingo, 21 de septiembre de 2025

TODAS LAS COSAS QUE EL ALMA HACE EN LA DIVINA VOLUNTAD Y JUNTO CON JESÚS, ADQUIEREN SUS MISMAS CUALIDADES. TODAS LAS OBRAS DE JESÚS ESTÁN SIEMPRE EN ACTO



                    Esta mañana, mi siempre amable Jesús se ha hecho ver con una dulzura y afabilidad indescriptibles, como si me quisiera decir una cosa para Él muy querida y para mí de gran sorpresa. Entonces, abrazándome y estrechándome a Su Corazón me ha dicho:

                    “Hija querida Mía, todas las cosas que el alma hace en Mi Voluntad y junto Conmigo, esto es, oraciones, acciones, pasos, etc., adquieren mis mismas cualidades, la misma vida y el mismo valor. Mira, todo lo que Yo hice en la tierra, oraciones, sufrimientos, obras, están todos en acto y estarán eternamente para bien de quien los quiera. Mi obrar difiere del obrar de las criaturas, pues conteniendo en Mí la Potencia creadora, hablo y creo, así como un día hablé y creé el Sol, y este Sol está siempre lleno de luz y calor, y da siempre luz y calor sin disminuir jamás, como si estuviese en acto de recibir de Mí creación continua. Tal fue Mi obrar en la tierra, conteniendo en Mí la Potencia creadora, así como el Sol está en continuo acto de dar luz, así las oraciones que hice, los pasos, las obras, la Sangre derramada, están en continuo acto de rezar, de obrar, de caminar, etc., así que Mis oraciones continúan, mis pasos están siempre en acto de correr hacia las almas, y así de todo lo demás, de otra manera, ¿qué gran diferencia habría entonces entre Mi obrar y el de Mis Santos?. 

                    Ahora, escucha hija Mía una cosa muy bella, y aún no comprendida por las criaturas: Todo lo que el alma hace junto Conmigo y en Mi Voluntad, tal como son Mis cosas así quedan las suyas, y debido a la conexión con Mi Voluntad y por el obrar junto Conmigo, participa de Mi Misma Potencia creadora”. 

                    Yo he quedado extática y con un gozo tal que no podía contener, y le he dicho: “¿Es posible, ¡oh! Jesús todo esto?” Y Él: “Quien no comprende esto puede decir que no Me conoce”. Y ha desaparecido. Pero yo no sé decir bien, ni sé explicarme mejor, ¿quién puede decir lo que Jesús me hacía comprender? Es más, me parece haber dicho disparates.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 11, 21 de Septiembre de 1913



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