miércoles, 24 de septiembre de 2025

TODO EL MAL DEL HOMBRE ESTÁ EN HABER PERDIDO EL GERMEN DE LA DIVINA VOLUNTAD. LA DIVINA VOLUNTAD: VESTIDO DEL ALMA



                    Encontrándome en mi habitual estado (1), mi dulce Jesús se hacía ver desnudado, que temblaba de frío y diciéndome: 

                    “Hija Mía, cúbreme y caliéntame que tengo frío; mira, la criatura con el pecado se había despojado de todos los bienes, y Yo quise formarle una vestidura más bella, tejiéndola con Mis obras, adornándola con Mi Sangre y decorándola con Mis Llagas, ¿pero cuál no es Mi dolor al ver que me rechaza esta vestidura tan bella, contentándose de permanecer desnuda? Y Yo Me siento desvestido en ellas y siento su frío, por eso vísteme, porque tengo necesidad de ello”. 

                    Y yo: “¿Cómo podré vestirte? Yo no tengo nada”. 

                    Y Él: “Sí que podrás vestirme, tienes toda Mi Voluntad en tu poder, absórbela en ti y luego hazla salir, y me harás la más bella vestidura, una vestidura de Cielo y divina, ¡oh! cómo quedaré calentado y Yo te vestiré a ti con el vestido de Mi Voluntad, a fin de que podamos quedar vestidos con un mismo vestido, por eso la quiero de ti, para podértela dar a ti con justicia; si tú Me vistes a Mí, es justo que Yo te vista a ti para darte la correspondencia de lo que has hecho por Mí. Todo el mal en el hombre es que ha perdido el germen de Mi Voluntad, por eso no hace otra cosa que cubrirse con los más grandes delitos que lo degradan y lo hacen obrar como loco. ¡Oh, cuántas locuras están por cometer! Justa pena, porque quieren tener por Dios al propio yo”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 14, 24 de Septiembre de 1922


1- Por una particular disposición de Dios, Luisa Piccarreta permanecía toda la noche sumida en un profundo éxtasis, paralizada, mientras recibía luces del Cielo; tan sólo conseguía liberarla de aquél místico trance la bendición del Sacerdote, que cada mañana celebraba la Santa Misa en su dormitorio. Este "sueño extático" era tan cotidiano para Luisa que ella lo definió en sus escritos como "mi habitual estado". Dicha fenomenología no fue exclusiva de Piccarreta, se dio con anterioridad en Santa Catalina de Siena y casi a la vez en la mística portuguesa Alexandrina Da Costa, entre otras almas privilegiadas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario