martes, 2 de septiembre de 2025

LA VERDADERA VIRTUD, DE DIOS COMIENZA Y EN DIOS TERMINA



                    Paso días amargos por las continuas privaciones del bendito Jesús. Después, en cuanto ha venido me ha dicho: 

                    “Hija Mía, la señal para conocer si uno tiene verdadera Caridad es si ama a los pobres, porque si ama a los ricos y a ellos se da, puede ser porque espera o porque obtiene algo, o porque le simpatizan, o por la nobleza, por el ingenio, por el buen hablar y aun por temor; pero si ama a los pobres, los ayuda, los socorre, es porque ve en ellos la imagen de Dios, así que no ve la rusticidad, la ignorancia, la descortesía, la miseria, sino que a través de estas miserias, como dentro de un espejo ve a Dios, del cual todo espera, y los ama, los ayuda, los consuela como si lo hiciera a Dios mismo. Éste es el sello de la verdadera virtud, que de Dios comienza y en Dios termina; pero lo que comienza de la materia, materia produce y en la materia termina, y por cuan espléndida y virtuosa parezca la Caridad, no sintiendo el toque divino, ni quien la hace ni quien la recibe, quedan fastidiados, aburridos y cansados, y si tienen necesidad se sirven de ello para cometer defectos”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 8, 2 de Septiembre de 1908



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