sábado, 30 de agosto de 2025

JESÚS LE HACE VER EL ESTADO LAMENTABLE DEL MUNDO



                    Esta mañana mi amado Jesús me ha transportado fuera de mí misma y me ha hecho ver la decadencia de la religión en los hombres y un preparativo de guerra. Yo le he dicho: “¡Oh Señor, en qué estado tan lamentable se encuentra el mundo en estos tiempos en cuanto a la Religión!. Parece que el mundo no reconoce más a Aquel que ennoblece al hombre y lo hace aspirar a un fin eterno, pero lo que más hace llorar, es que parte de aquellos mismos que se dicen religiosos, que deberían poner la propia vida para defender la Religión y hacerla resurgir, la ignoran”. 

                    Y Jesús, tomando un aspecto afligidísimo me ha dicho: 

                    “Hija Mía, esta es la causa de que el hombre viva como bestia, porque ha perdido la Religión; pero tiempos más tristes vendrán para el hombre en castigo de la ceguera en la cual él mismo se ha sumergido, tanto, que se Me oprime el Corazón al verlo. Pero la sangre hará revivir esta Santa Religión, esta sangre que haré derramar por toda clase de gente, por seglares y religiosos, regará al resto de las gentes que viven como salvajes, y civilizándolas les restituirá de nuevo su nobleza. He aquí la necesidad de que la sangre se derrame y que las mismas iglesias queden casi abatidas, para hacer que regresen de nuevo y existan con su primer brillo y esplendor”. 

                    ¿Pero quién puede decir el desgarro cruel que harán en los tiempos por venir?. Lo paso en silencio porque no lo recuerdo bien y no lo veo tan claro; si el Señor quiere que lo diga me dará más claridad y entonces tomaré de nuevo la pluma sobre este argumento, por eso, por ahora pongo punto.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 30 de Agosto de 1899




viernes, 29 de agosto de 2025

ADOREMOS LAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JUNTO CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA


                    Estaba escribiendo las Horas de la Pasión, y pensaba para mí: « ¡Cuántos sacrificios al escribir estas benditas Horas de la Pasión, especialmente al poner en papel ciertos actos internos que habían ocurrido sólo entre Jesús y yo! ¿Cuál será la recompensa que él me dará?».

                    Y Jesús, haciéndome escuchar su voz tierna y dulce, me dijo: «Hija Mía, como recompensa por haberlas escrito, por cada palabra que has escrito te daré un alma, un beso».

                    Y yo: «Amor mío, esto para mí; y a los que las hagan, ¿qué les darás?». 

                    Y Jesús: «Si las hacen junto Conmigo y con Mi Misma Voluntad, por cada palabra que repitan les daré un alma, porque toda la mayor o menor eficacia de estas Horas de Mi Pasión está en la mayor o menor unión que tengan Conmigo. Y haciéndolas con Mi Voluntad, la criatura se esconde en Mi Voluntad, y obrando Mi Voluntad puedo hacer todos los bienes que quiero, aun por medio de una sola palabra. Y esto, cada vez que las hagan».


Del "Libro de Cielo", revelaciones de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta


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               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te beso el pie izquierdo suplicándote que quieras perdonarme a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos caminado hacia Dios. 

               Beso Tu pie derecho pidiéndote me perdones a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos seguido la perfección que Tú querías de nosotras.

              Beso Tu mano izquierda pidiéndote nos comuniques Tu pureza. 

               Beso Tu mano derecha pidiéndote me bendigas todos mis latidos, mis pensamientos, los afectos, para que recibiendo el valor de Tu bendición sean todos santificados. Y bendiciéndome a mí bendice también a todas las criaturas y con Tu bendición sella la salvación de sus almas.

               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te abrazo y besándote el Corazón Te ruego que pongas en medio de Vuestros dos Corazones el mío para que se alimente continuamente de Vuestros amores, de Vuestros dolores, de Vuestros mismos afectos y deseos, en suma, de Vuestra misma Vida. Así sea. 


Extraído de “Las Horas de la Pasión”, de las Revelaciones 
de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta. Primera Hora




miércoles, 27 de agosto de 2025

EL EFECTO CUANDO JESÚS VA AL ALMA



                    Esta mañana mientras veía a mi dulce Jesús, sentía un temor de que no fuese Él sino el Demonio para engañarme. Y Jesús respondiendo a mi temor me ha dicho:

                    “Cuando Soy Yo quien se presenta al alma, todas las potencias interiores se aniquilan y conocen su nada, y Yo, viendo al alma humillada, hago sobreabundar Mi Amor, como tantos ríos, en modo de inundarla toda y fortificarla en el bien. Todo lo contrario sucede cuando es el Demonio”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 27 de Agosto de 1899



lunes, 25 de agosto de 2025

EL INTERÉS Y LAS CIENCIAS HUMANAS EN LOS SACERDOTES



                    Esta mañana, encontrándome fuera de mí misma, me parecía ver Sacerdotes, Prelados atentos al interés y a las ciencias humanas, que no son necesarios para su estado, agregando a esto un espíritu de rebelión a las Autoridades Superiores. Nuestro Señor, muy afligido me ha dicho: 

                    “Hija Mía, el interés, las ciencias humanas, y todo lo que al Sacerdote no le pertenece, le forma una segunda naturaleza, fangosa y putrefacta, y las obras que salen de éstos, aun santas, Me provocan náuseas por la peste que exhalan, tanto, que Me son intolerables. Reza y repárame estas ofensas, porque no puedo más”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 7, 25 de Agosto de 1906



sábado, 23 de agosto de 2025

EN EL ALMA QUE VIVE EN LA DIVINA VOLUNTAD SE FORMA LA FUENTE DE TODOS LOS DOLORES Y TAMBIÉN DE TODAS LAS ALEGRÍAS



                    Me sentía oprimida y sufriente, y mi interior como si estuviese en continuo acto de sufrir nuevas destrucciones y aniquilamiento de mi pobre ser. Entonces pedía a Jesús que me diese la fuerza, y Él al venir me ha tomado en Sus brazos para infundirme nueva vida, pero esta nueva vida era para darme ocasión de sufrir una nueva muerte, para después infundirme otra nueva vida. Entonces me ha dicho: 

                    “Hija Mía, Mi Voluntad abraza todo, encierra en Sí todas las penas, todos los martirios, todos los dolores que hay en el giro de todos los siglos, he aquí por qué Mi Humanidad abrazó todo, cada pena, cada martirio de criatura, porque Mi Vida no fue otra cosa que la Vida de la Divina Voluntad, y esto era conveniente para cumplir la Obra de la Redención, y no sólo para ello, sino para poderme constituir Rey, ayuda y fuerza de todos los martirios, dolores y penas. Si no tuviera en Mí la fuente de todos los martirios, dolores y penas, ¿cómo podría llamarme Rey de todos y poseer en Mí la fuente de todas las ayudas, apoyos, fuerza y gracia que se necesitan en cada pena de criatura?. 

                    Es necesario tener para dar, he aquí por qué te he dicho tantas veces que la misión de llamar a un alma a vivir en Mi Querer es la más grande, la más alta y sublime, no hay otra que la pueda igualar. La inmensidad de Mi Querer le hará llegar todos los martirios, penas y dolores, Mi Misma Voluntad le dará la fuerza divina para sostenerlos, y formará en ella fuentes de martirios y dolores, y Mi Mismo Querer la constituirá reina de todos los martirios, dolores y penas. ¿Ves qué significa vivir en Mi Querer?. Sufrir no sólo un martirio, sino todos los martirios; no una pena y dolor, sino todas las penas y todos los dolores. 

                    He aquí por qué la necesidad de que Mi Voluntad le sea vida, de otra manera, ¿quién le daría la fuerza en tanto sufrir?. Y si esto no fuera así, ¿cómo se podría decir que el alma que vive en Mi Querer es la fuerza del mártir?. Si no tuviera en ella la sustancia de esa pena, ¿cómo podría ser fuerza de otro?. Sería solamente un modo de decir, una cosa fantástica, no una realidad. 

                    Veo que te asustas al oír esto, no, no temas, tantos martirios, dolores y penas serán correspondidos con innumerables alegrías, contentos y gracias, de los cuales Mi Mismo Querer formará fuentes inagotables. Es justo, si en el alma que vive en Mi Querer formará la fuente de los dolores para ayuda de toda la familia humana, es también justo que forme la fuente de las alegrías y de las gracias; con esta diferencia, que la de los dolores tendrá un fin, porque las cosas de acá abajo, por cuan grandes sean, están siempre determinadas, en cambio la fuente de las alegrías, son de allá arriba, son divinas, por lo tanto sin término, por eso ánimo en hacer el camino en Mi Voluntad”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 14, 23 de Agosto de 1922



jueves, 21 de agosto de 2025

LA CELESTIAL MAMÁ LE ENSEÑA EL SECRETO DE LA FELICIDAD



                    Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma, y después de haber girado y girado en busca de Jesús, he encontrado en cambio a la Reina Mamá, y oprimida y cansada como estaba le he dicho: 

                    “Dulcísima Mamá mía, he perdido el camino para encontrar a Jesús, no sé más a donde ir ni qué hacer para encontrarlo de nuevo”. Y mientras esto decía lloraba, y Ella me ha dicho: 

                    “Hija Mía, ven junto a Mí y encontrarás el camino a Jesús, es más, quiero enseñarte el secreto para poder estar siempre con Jesús y para vivir siempre contenta y feliz aun sobre esta tierra, y éste es, tener fijo en tu interior que sólo Jesús y tú están en el mundo, y nadie más, y sólo a Él debes agradar, complacer y amar, y sólo de Él debes esperar ser amada y contentada en todo. Estando en este modo tú y Jesús, no te hará más impresión si estarás circundada de desprecios o alabanzas, de parientes o extraños, de amigos o enemigos, sólo Jesús será todo tu contento y sólo Jesús te bastará por todos. Hija Mía, hasta en tanto que todo lo que existe acá abajo no desaparezca del todo del alma, no se puede encontrar verdadero y perpetuo contento”. 

                    Ahora, mientras esto decía, como de dentro de un rayo ha salido Jesús en medio de nosotras, y yo lo he tomado, lo he llevado conmigo y me he encontrado en mí misma.


 Nuestra Señora a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 4, 21 de Agosto de 1901



domingo, 17 de agosto de 2025

JESÚS HABLA DE LA OBEDIENCIA

 


                    Esta mañana, habiendo recibido la Comunión, estaba diciéndole a mi amable Jesús: “¿Cómo es que esta virtud de la obediencia es tan impertinente y a veces tan fuerte, que llega a volverse caprichosa?”. 

                    Y Él: “¿Sabes por qué esta noble señora obediencia es como tú dices?. Porque da muerte a todos los vicios, y naturalmente alguien que debe hacer sufrir la muerte a otro debe ser fuerte, valeroso, y si no lo logra con esto se sirve de las impertinencias y de los caprichos. Si esto es necesario para matar el cuerpo que es tan frágil, mucho más para dar muerte a los vicios y a las propias pasiones, que es tan difícil que muchas veces mientras parecen muertas, comienzan a revivir de nuevo. He aquí el por qué esta diligente señora está siempre en movimiento y continuamente está vigilando, y si ve que el alma pone la más mínima dificultad a lo que le es mandado, entonces temiendo que algún vicio pueda comenzar a revivir en su corazón, le hace tanta guerra y no le da paz hasta que el alma se postra a sus pies y adora en mudo silencio lo que ella quiere; he aquí por qué es tan impertinente y casi caprichosa como tú dices. ¡Ah! sí, no hay verdadera paz sin obediencia, y si parece que se goza de paz, es paz falsa, y digo parece, porque va de acuerdo con las propias pasiones, pero jamás con las virtudes y se termina con arruinarse, porque separándose de la obediencia se separan de Mí, que fui el Rey de esta noble virtud. Además, la obediencia mata la propia voluntad y a torrentes vierte la Divina, tanto, que se puede decir que el alma obediente no vive de su voluntad, sino de la Divina; ¿y se puede dar vida más bella, más santa, que el vivir de la Voluntad de Dios mismo?. Por eso, con las otras virtudes, aun con las más sublimes, puede estar junto el amor propio, pero con la obediencia jamás”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 17 de Agosto de 1899



viernes, 15 de agosto de 2025

JESÚS LE ORDENA LA CARIDAD. FIESTA DE LA MAMÁ CELESTIAL. LE DA EL OFICIO DE MAMÁ EN LA TIERRA



                    Esta mañana mi dulcísimo Jesús ha venido todo alegre, trayendo entre las manos un ramo de bellísimas flores, y poniéndose en mi corazón, con aquellas flores ahora se circundaba la cabeza, ahora las tenía entre sus manos, recreándose y complaciéndose todo. Mientras se divertía con estas flores, como si hubiera hecho una gran adquisición, se ha volteado hacia mí y me ha dicho: “Amada Mía, esta mañana he venido para poner en orden en tu corazón todas las virtudes. Las otras virtudes pueden estar separadas la una de la otra, pero la caridad ata y ordena todo. He aquí lo que quiero hacer en ti, ordenar la Caridad”.

                    Yo le he dicho: “Solo y único Bien mío, ¿cómo puedes hacer esto siendo yo tan mala y llena de defectos e imperfecciones?. Si la Caridad es orden, ¿estos defectos y pecados no son desorden que tienen todo en desorden y revuelta mi alma?” . 

                    Y Jesús: “Yo purificaré todo y la Caridad pondrá todo en orden. Y además, cuando a un alma la hago partícipe de las penas de Mi Pasión, no puede haber culpas graves, a lo más algún defecto venial involuntario, pero Mi Amor, siendo fuego, consumirá todo lo que es imperfecto en tu alma”. 

                    Así parecía que Jesús me purificaba y ordenaba toda; después derramaba como un río de miel de su corazón en el mío y con esa miel regaba todo mi interior, de modo que todo lo que estaba en mí quedaba ordenado, unido, y con la marca de la Caridad. 

                    Después de esto me he sentido salir fuera de mí misma en la Bóveda de los Cielos, junto con mi amante Jesús; parecía que todo estaba en fiesta, Cielo, tierra y Purgatorio; todos estaban inundados de un nuevo gozo y júbilo. Muchas almas salían del Purgatorio y como rayos llegaban al Cielo para asistir a la Fiesta de nuestra Reina Mamá. También yo me ponía en medio de aquella multitud inmensa de gente, es decir, Ángeles, Santos y Almas del Purgatorio, que ocupaban aquel nuevo Cielo, que era tan inmenso, que el nuestro que vemos, comparado con aquél me parecía un pequeño agujero, mucho más que tenía la obediencia del Confesor. Pero mientras hacía por mirar, no veía otra cosa que un Sol luminosísimo que esparcía rayos que me penetraban toda, de lado a lado, y me volvían como un cristal, tanto que se descubrían muy bien los pequeños defectos y la infinita distancia que hay entre el Creador y la criatura; tanto más que aquellos rayos, cada uno tenía su marca: uno delineaba la Santidad de Dios, otro la Pureza, otro la Potencia, otro la sabiduría, y todas las otras virtudes y atributos de Dios. Así que el alma, viendo su nada, sus miserias y su pobreza, se sentía aniquilada y en vez de mirar, se postraba con la cara en la tierra ante aquel Sol Eterno, ante el cual no hay ninguno que pueda estar frente a Él. 

                    Pero lo más era que para ver la Fiesta de Nuestra Mamá Reina, se debía ver desde dentro de aquel Sol, tanto parecía inmersa en Dios la Virgen Santísima, que mirando desde otros puntos no se veía nada. 

                    Ahora, mientras me encontraba en estas condiciones de aniquilamiento ante el Sol Divino y la Mamá Reina teniendo en sus brazos al Niñito, Jesús me ha dicho: “Nuestra Mamá está en el Cielo, te doy a ti el oficio de hacerme de mamá en la tierra, y como Mi vida está sujeta continuamente a los desprecios, a la pobreza, a las penas, a los abandonos de los hombres, y Mi Madre estando en la tierra fue Mi fiel compañera en todas estas penas, y no sólo eso, sino buscaba aliviarme en todo, por cuanto podían Sus fuerzas, así también tú, haciéndome de madre Me harás fiel compañía en todas Mis penas, sufriendo tú en vez Mía por cuanto puedas, y donde no puedas, buscarás darme al menos un consuelo. Debes saber que te quiero toda atenta en Mí. Seré celoso aun de tu respiro si no lo haces por Mí, y cuando vea que no estás toda atenta para contentarme, no te daré ni paz ni reposo”. 

                    Después de esto he comenzado a hacerle de mamá, pero, ¡oh! cuánta atención se necesitaba para contentarlo. Para verlo contento no se podía ni siquiera dirigir una mirada a otra parte. Ahora quería dormir, ahora quería beber, ahora quería que lo acariciara y yo debía encontrarme pronta a todo lo que quería; ahora decía: “Mamá Mía, me duele la cabeza, ¡ah, alíviame!”. Y yo enseguida le revisaba la cabeza, y encontrando espinas se las quitaba, y poniéndole mi brazo bajo la cabeza lo hacía reposar. Mientras hacía que reposara, de repente se levantaba y decía: “Siento un peso y un sufrimiento en el corazón, tanto de sentirme morir; ve que hay”. Y observando en el interior del corazón, he encontrado todos los instrumentos de la Pasión, y uno a uno los he quitado y los he puesto en mi corazón. Después, viéndolo aliviado, he comenzado a acariciarlo y a besarlo y le he dicho: “Mi solo y único tesoro, ni siquiera me has dejado ver la Fiesta de Nuestra Reina Madre, ni escuchar los primeros cánticos que le cantaron los Ángeles y los Santos en el ingreso que hizo en el Paraíso”.

                    Y Jesús: “El primer canto que hicieron a Mi Mamá fue el Ave María, porque en el Ave María están las alabanzas más bellas, los honores más grandes, y se le renueva el gozo que tuvo al ser hecha Madre de Dios, por eso, recitémosla juntos para honrarla y cuando tú vengas al Paraíso te la haré encontrar como si la hubieras dicho junto con los Ángeles aquella primera vez en el Cielo”. Y así hemos recitado la primera parte del Ave María juntos. ¡Oh, cómo era tierno y conmovedor saludar a Nuestra Mamá Santísima junto con Su amado Hijo!. Cada palabra que Él decía, llevaba una luz inmensa en la cual se comprendían muchas cosas sobre la Virgen Santísima, ¿pero quién puede decirlas todas?. Mucho más por mi incapacidad, por eso las paso en silencio.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 15 de Agosto de 1899



martes, 12 de agosto de 2025

JESÚS LA TRANSFORMA TODA EN SÍ Y LE ENSEÑA LA CARIDAD



                    Esta mañana mi adorable Jesús, después que me ha hecho esperar por algún tiempo, ha venido diciéndome: “Hija Mía, esta mañana quiero uniformarte toda a Mí: quiero que pienses con Mi misma mente, que mires con Mis mismos ojos, que escuches con Mis mismos oídos, que hables con Mi misma lengua, que obres con Mis mismas manos, que camines con Mis mismos pies, y que ames con Mi mismo corazón”. 

                    Después de esto, Jesús unía Sus sentidos mencionados arriba con los míos, y veía que me daba Su misma forma; no sólo eso, sino me daba la gracia de usarlos como lo hizo Él mismo, y después ha continuado diciendo: “Gracias grandes vierto en ti, te recomiendo que las sepas conservar”.

                    Y yo: “Temo mucho, oh mi amado Jesús, al conocerme que estoy toda llena de miserias, y que en vez de hacer bien, hago mal uso de Tus gracias. Pero lo que más me hace temer es la lengua, que frecuentemente me hace faltar en la caridad hacia el prójimo”. Y Jesús: “No temas, te enseñaré Yo mismo el modo que debes tener al hablar con el prójimo; la primera cosa: cuando se te dice algo respecto al prójimo, hecha una mirada sobre ti misma y observa si tú eres culpable de ese mismo defecto, y entonces el querer corregir es un querer indignarme y escandalizar al prójimo. La segunda: si tú te ves libre de aquel defecto, entonces elévate y busca hablar como habría hablado Yo, así hablarás con Mi misma lengua. Haciendo así jamás faltarás en la caridad del prójimo, es más, con tus palabras harás bien a ti, al prójimo, y a Mí me darás Honor y Gloria”.


Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 12 de Agosto de 1899


Oración para fundirnos con la
Divina Voluntad


Estampa devocional diseñada para ser impresa
a doble cara. Permitida su difusión, sin fines comerciales




domingo, 10 de agosto de 2025

UN CONTENTO DE MENOS EN LA TIERRA, ES UN PARAÍSO DE MÁS EN EL CIELO



                    Continuando mi habitual estado (1), en cuanto he visto al bendito Jesús me ha dicho: “Hija Mía, por cuantos mínimos placeres el alma se priva en esta vida por amor Mío, otros tantos paraísos de más le daré en la otra vida; así que un contento de menos aquí, es un paraíso de más allá. Imagínate un poco cuántas privaciones has tenido tú en estos veinte años de cama por causa Mía, y cuántos paraísos de más Yo te daré en el Cielo”. 

                    Y yo al oír esto he dicho: “Mi bien, ¿qué dices?. Yo me siento honrada y casi deudora de Ti porque me das la ocasión de poderme privar por amor Tuyo, ¿y me dices que me darás otros tantos paraísos?”. Y Él ha agregado: “Y es exactamente así”. 

                    Deo Gratias.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 7, 10 de Agosto de 1906


1- Por una particular disposición de Dios, Luisa Piccarreta permanecía toda la noche sumida en un profundo éxtasis, paralizada, mientras recibía luces del Cielo; tan sólo conseguía liberarla de aquél místico trance la bendición del Sacerdote, que cada mañana celebraba la Santa Misa en su dormitorio. Este "sueño extático" era tan cotidiano para Luisa que ella lo definió en sus escritos como "mi habitual estado". Dicha fenomenología no fue exclusiva de Piccarreta, se dio con anterioridad en Santa Catalina de Siena y casi a la vez en la mística portuguesa Alexandrina Da Costa, entre otras almas privilegiadas.




jueves, 7 de agosto de 2025

SOBRE LA NADA DE NOSOTROS MISMOS



                    Esta mañana mi amable Jesús no venía, y después de tanto esperar y esperar, finalmente ha venido; era tanta mi confusión y mi aniquilamiento, que no sabía decirle nada y Jesús me ha dicho: “Por cuanto más te aniquiles y conozcas tu nada, tanto más Mi Humanidad, mandando rayos de luz, te comunicará Mis virtudes”. 

                    Yo le he dicho: “Señor, soy tan mala y fea que me doy horror a mí misma, ¿qué será ante Ti?”. 

                    Y Jesús: “Si tú eres fea, Soy Yo quien te puede volver bella”. 

                    Y en el mismo momento de decir esto ha mandado una luz salida de Él a mi alma, y parecía que le comunicaba Su belleza, y después, abrazándome ha comenzado a decir: “Cómo eres bella, pero bella de Mi Misma belleza, por eso Soy atraído a amarte”. 

                    ¿Quién puede decir cómo he quedado confundida?. Pero todo sea para Su gloria.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 7 de Agosto de 1899



domingo, 3 de agosto de 2025

EL ALMA QUE POSEE LA GRACIA TIENE POTESTAD SOBRE EL INFIERNO, SOBRE LOS HOMBRES Y SOBRE DIOS



                    Esta mañana mi adorable Jesús no venía, y después de mucho esperar ha venido la Virgen Mamá conduciéndolo casi por la fuerza, pero Jesús huía. Entonces la Virgen Santísima me ha dicho: “Hija Mía, no te canses en pedirle, más bien sé inoportuna, porque este huir que hace es señal de que quiere enviar algún castigo, por eso huye de la vista de las personas amadas, pero tú no te detengas, porque el alma que posee la gracia tiene potestad sobre el Infierno, sobre los hombres y sobre Dios mismo, porque siendo la Gracia parte de Dios mismo, poseyéndola el alma, ¿no tiene tal vez el poder sobre lo que ella misma posee?”. 

                    Entonces después de mucho esperar, obligado por la Mamá Reina e importunado por mí, ha venido, pero con un aspecto imponente y serio, de modo que no me atrevía a hablar, no sabía cómo hacer para quitarle aquel aspecto tan imponente. Pensé comenzar a hablar con disparates diciéndole: “Mi dulce Bien, amémonos, si no nos amamos nosotros, ¿quién nos debe amar?. Y si no Te contentas con mi amor, ¿quién podrá contentarte?. ¡Ah!, dame una señal cierta de que estás contento de mi amor, de otra manera yo desfallezco, yo muero”. 

                    ¿Pero quién puede decir todos los disparates que he dicho?. Creo que es mejor pasarlos por alto; pero con esto parece que he tenido éxito en quitarle aquel aire imponente que tenía, y me ha dicho: “Sólo estaré contento de tu amor cuando éste sobrepase el río de la iniquidad de los hombres, por eso piensa en acrecentar tu amor, porque así más estaré contento de ti”. 

                    Dicho esto ha desaparecido.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 4, 3 de Agosto de 1901



viernes, 1 de agosto de 2025

LA HUMANIDAD DE JESÚS ES EL ESPEJO DE LA DIVINIDAD. CASTIGOS



                    Continúa mi adorable Jesús viniendo poquísimas veces y por poco tiempo. Esta mañana me sentía toda aniquilada y casi no me atrevía a ir en busca de mi sumo Bien; pero Él siempre benigno ha venido, y queriéndome infundir confianza me ha dicho:“Hija Mía, ante Mi Majestad y pureza no hay quien pueda estar de frente, más bien todos están obligados a estar por tierra y golpeados por el fulgor de Mi Santidad. El hombre quisiera casi huir de Mí, porque es tal y tanta su miseria, que no tiene valor para sostenerse delante del Ser Divino. Entonces haciendo uso de Mi Misericordia asumí Mi Humanidad, la que atenuando los rayos de la Divinidad, es medio para infundir confianza y ánimo al hombre para venir a Mí, el cual poniéndose de frente a Mi Humanidad, que expande rayos atenuados de la Divinidad, tiene el bien de poderse purificar, santificar y hasta divinizar en Mi Misma Humanidad deificada. 

                    Por eso tú estate siempre de frente a Mi Humanidad, teniéndola como espejo en el cual limpiarás todas tus manchas; y no sólo esto, sino como espejo en el cual reflejándote adquirirás la belleza, y poco a poco irás adornándote a semejanza de Mí Mismo, porque es propiedad del espejo hacer aparecer dentro de sí la imagen similar a aquella de quien se mira en él; si así es el espejo material, mucho más es el divino, porque Mi Humanidad sirve al hombre como espejo para mirar Mi Divinidad. He aquí por esto que todos los bienes para el hombre derivan de Mi Humanidad”. 

                    Mientras esto decía, me sentía infundir tal confianza, que me ha venido el pensamiento de quererle hablar de los castigos, tal vez me escuchara y haría el intento de aplacarlo del todo. Pero mientras me disponía a esto, como rayo ha desaparecido, y mi alma corriendo detrás de Él se ha encontrado fuera de mí misma; pero no lo he podido reencontrar más, y con suma amargura mía he visto muchas personas que iban a las cárceles, a otros sectarios que salían para atentar contra otras vidas de reyes y de otros jefes; veía que se carcomían de rabia porque les falta el medio para salir entre los pueblos y hacer matazón, sin embargo llegará su tiempo. Después de esto me he encontrado en mí misma, toda oprimida y afligida.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 3, 1 de Agosto de 1900