Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma, y después de haber girado y girado en busca de Jesús, he encontrado en cambio a la Reina Mamá, y oprimida y cansada como estaba le he dicho:
“Dulcísima Mamá mía, he perdido el camino para encontrar a Jesús, no sé más a donde ir ni qué hacer para encontrarlo de nuevo”. Y mientras esto decía lloraba, y Ella me ha dicho:
“Hija Mía, ven junto a Mí y encontrarás el camino a Jesús, es más, quiero enseñarte el secreto para poder estar siempre con Jesús y para vivir siempre contenta y feliz aun sobre esta tierra, y éste es, tener fijo en tu interior que sólo Jesús y tú están en el mundo, y nadie más, y sólo a Él debes agradar, complacer y amar, y sólo de Él debes esperar ser amada y contentada en todo. Estando en este modo tú y Jesús, no te hará más impresión si estarás circundada de desprecios o alabanzas, de parientes o extraños, de amigos o enemigos, sólo Jesús será todo tu contento y sólo Jesús te bastará por todos. Hija Mía, hasta en tanto que todo lo que existe acá abajo no desaparezca del todo del alma, no se puede encontrar verdadero y perpetuo contento”.
Ahora, mientras esto decía, como de dentro de un rayo ha salido Jesús en medio de nosotras, y yo lo he tomado, lo he llevado conmigo y me he encontrado en mí misma.
Nuestra Señora a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 4, 21 de Agosto de 1901

No hay comentarios:
Publicar un comentario