lunes, 14 de julio de 2025

CÓMO QUIEN VIVE EN EL QUERER DIVINO FORMA SUS PEQUEÑOS MARES EN DIOS MISMO. LA VOLUNTAD DIVINA ES LUZ Y VA ENCONTRANDO LUZ, Y CÓMO TODOS LOS MALES SE ESFUMAN DELANTE DE SU LUZ. PRODIGIO DEL FIAT



                    Me siento toda en el Fiat Divino, y mi adorable Jesús me hacía ver ante mi mente un mar interminable de luz, y dentro de este mar se veían tantos otros pequeños mares, pequeños ríos formados en el mismo mar, era bello, deleitable, encantador, el ver repetidamente formados en el mar divino estos pequeños marecitos, cuál más pequeño, cuál más grandecito, me parecía como cuando nosotros nos encontramos en el mar y arrojándonos en él, el agua se abre y haciéndose cerco a nuestro alrededor, nos da el lugar para podernos estar en el mar, de modo que se ven en él tantas personas que no son mares, porque el mar no tiene virtud de convertirnos en agua, mientras que nuestro Dios tiene virtud de convertirnos en Su misma Luz, pero a pesar de esto se ve que una voluntad humana ha ido a arrojarse en el Mar Divino para tomar en Él su puesto, y según el mucho o el poco obrar forma el pequeño o el más grande marecillo en el Mar Divino. 

                    Ahora, mientras me deleitaba en ver una escena tan bella y raptora, mi dulce Jesús me ha dicho: “Hija Mía, estos pequeños marecitos y ríos que tú ves en el Mar Eterno de la Majestad Divina, son de aquellos que obran en la Voluntad Divina. El Creador da y hace lugar en Su mismo Mar a aquellos que quieren vivir en el Fiat, los admite en Su casa y ahí hace que formen sus propiedades, y mientras las forman, gozan de todos los bienes del Mar interminable del Ente Supremo, el cual da amplia libertad a estos sus hijos de ensanchar sus marecitos en su mar por cuanto más puedan. En este mar están los mares de Mi Humanidad y los de la Soberana del Cielo, como también estarán aquellos de quienes vivan en Mi Querer, ningún acto de ellos será hecho fuera del Mar Divino, y ésta será la más grande Gloria de Dios y el más grande honor para los hijos de Mi Fiat Divino”.  

                    Después de esto, estando más que nunca inmersa en el Querer Divino, estaba ofreciendo todo mi ser y todos mis actos en Él, ¡oh! cómo habría querido que ni siquiera un pensamiento, una palabra, un latido, huyera de la Luz del Fiat, es más, habría querido hacer corona sobre todos los actos de las criaturas, alinearme sobre cada acto humano para investir todo y a todos con su luz, a fin de que una fuera la palabra, uno el latido: ‘Voluntad Divina’. 

                    Pero mientras mi mente se perdía en Ella, mi dulce Jesús haciéndose ver me ha estrechado fuertemente entre Sus brazos, después ha puesto Su Rostro Santísimo sobre mi corazón, lo soplaba fuerte y yo no sé decir qué cosa sentía, y luego me ha dicho:  “Hija de Mi Voluntad Divina, Mi Fiat es luz, y nada puede entrar en Él, ni siquiera la sombra o un átomo que no sea luz, las tinieblas no encuentran el camino, se extravían ante Su luz interminable, y el alma para entrar en Mi Querer Divino debe ponerse a los reflejos de Su luz, esto es, en cuanto quiere hacer sus actos en Mi Querer, se pone ante Sus reflejos, los cuales tienen virtud de cambiar en luz los actos del alma, y Mi Voluntad cumple un prodigio, invistiendo cada uno de los rayos de ella, quién los latidos, quién los pensamientos, quién las palabras, en cada rayo suyo contiene la corona de todos los actos de la criatura, y como Mi Fiat abraza todo y a todos, Cielo y tierra, así hace tocar a todos y da a todos, los actos de la criatura que se hacen en Ella; si se pudiese ver por todos las maravillas del vivir y el obrar en Mi Querer, verían la escena más bella, encantadora y raptora, y la que más hace el bien y que lleva el beso de la Vida, de la Luz, de la Gloria”.  

                    Después, con voz tierna y conmovedora, con un énfasis más fuerte de amor ha agregado:  “¡Oh Voluntad Divina, cómo eres potente!. Tú sola eres la transformadora de la criatura en Dios. ¡Oh Voluntad Mía, Tú sola eres la destructora de todos los males y la productora de todos los bienes!. ¡Oh Voluntad Mía, Tú sola posees la fuerza raptora, y quien se hace raptar por Ti se vuelve luz, quien por Ti se hace dominar es la más afortunada del Cielo y de la tierra, es la más amada por Dios, es aquélla que todo recibe y todo da”.

Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 24, 14 de Julio de 1928



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