lunes, 10 de noviembre de 2025

CÓMO EL VERDADERO AMOR SE OLVIDA DE SÍ MISMO



                    Continuando en mi habitual estado (1), en cuanto he visto al Bendito Jesús, me decía: 

                    “Hija Mía, el verdadero Amor se olvida de sí mismo y vive a los intereses, a las penas y a todo lo que pertenece a la persona amada”. 

                    Y yo: “Señor, ¿cómo se puede olvidar de sí mismo mientras lo sentimos tanto, no es que sea una cosa lejana de nosotros, o bien dividida que fácilmente se pueda olvidar?”. 

                    Y de nuevo ha agregado que ahí está el sacrificio del verdadero Amor, porque mientras se tiene a sí mismo debe vivir a todo lo que pertenece a la persona amada, es más, si se recuerda de sí mismo, este recuerdo debe servir para ingeniarse mayormente en cómo poderse consumir por el objeto amado, y el Amado si ve que el alma se da toda a Él, la sabrá recompensar bien dándole todo Sí mismo y haciéndola vivir de Su Vida Divina; así que quien todo olvida, todo encuentra. 

                    Además de esto, es necesario ver la diferencia que hay entre lo que se olvida y lo que se encuentra: se olvida lo feo y se encuentra lo bello, se olvida la naturaleza y se encuentra la gracia, se olvidan las pasiones y se encuentran las virtudes, se olvida la pobreza y se encuentra la riqueza, se olvida la ignorancia y se encuentra la sabiduría, se olvida el mundo y se encuentra el Cielo.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 10 de Noviembre de 1903


1- Por una particular disposición de Dios, Luisa Piccarreta permanecía toda la noche sumida en un profundo éxtasis, paralizada, mientras recibía luces del Cielo; tan sólo conseguía liberarla de aquél místico trance la bendición del Sacerdote, que cada mañana celebraba la Santa Misa en su dormitorio. Este "sueño extático" era tan cotidiano para Luisa que ella lo definió en sus escritos como "mi habitual estado". Dicha fenomenología no fue exclusiva de Piccarreta, se dio con anterioridad en Santa Catalina de Siena y casi a la vez en la mística portuguesa Alexandrina Da Costa, entre otras almas privilegiadas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario