martes, 12 de noviembre de 2024

ESE ROSTRO TAN DESFIGURADO POR AMOR A MÍ

 


               Mamá Dolorosa, no me dejes sola, llévame Contigo; pero antes deposítame toda en Jesús, vacíame de todo para poner a Jesús por entero en mí, así como lo has puesto en Ti... 

               Comienza a cumplir conmigo el oficio de Madre que Te dio Jesús estando en la Cruz, y abriendo mi pobreza extrema una brecha en Tu Corazón materno, enciérrame toda por completo en Jesús con Tus mismas manos maternas. Encierra los pensamientos de Jesús en mi mente, a fin de que no entre en mí ningún otro pensamiento. Encierra los ojos de Jesús en los míos para que nunca pueda escapar yo a Su mirada. Pon sus oídos en los míos para que siempre lo escuche y cumpla en todo Su Santísimo Querer... 

               Su Rostro ponlo en el mío a fin de que contemplando ese Rostro tan desfigurado por amor a mí, lo ame, lo compadezca y repare. Pon Su lengua en la mía, para que hable, rece y enseñe con la lengua de Jesús. Pon Sus manos en las mías para que cada movimiento que yo haga y cada obra que realice, tomen vida en las obras y movimientos de Jesús. Sus pies ponlos en los míos, a fin de que cada paso que yo dé sea vida, salvación, fuerza y celo para todas las criaturas...

               Y ahora, afligida Mamá mía, permíteme que bese Su Corazón y que beba Su Preciosísima Sangre, y encerrando Tú Su Corazón en el mío, haz que pueda vivir yo de Su Amor, de Sus deseos y de Sus penas... Y ahora toma la mano derecha de Jesús, rígida ya, para que me des con ella Su última bendición...


Extraído de la Vigésima Cuarta Hora de “Las Horas de la Pasión”, 
revelaciones de Nuestro Señor a la mística Luisa Piccarreta 



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