"¡Pobre de Mi, cómo Me tratan en el Santísimo Sacramento! Y tantas almas devotas que Me reciben, tal vez todos los días; deberían ser otras tantas santas si bastara el centro de la Eucaristía, y en cambio, cosa de llorar, están siempre en el mismo punto: vanidosas, iracundas, escrupulosas, etc., ¡pobre centro del Santísimo Sacramento, como quedo deshonrado!
…te digo que los mismos Sacramentos producen sus frutos según las almas están sujetas a Mi Voluntad, y según la conexión que tienen con Mi Querer, así producen sus efectos. Y si conexión con Mi Querer no hay, Me comulgarán pero quedarán en ayunas, se confesarán pero quedarán siempre sucias, vendrán a Mi Presencia Sacramental, pero si nuestros quereres no se identifican estaré para ellas como muerto, porque sólo Mi Voluntad en el alma que se hace sojuzgar por Ella produce todos los bienes y da vida a los mismos Sacramentos, y quien esto no comprende, significa que es niño en la religión".
Vol. 11, 25 de Septiembre de 1913
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