lunes, 21 de octubre de 2024

UNO MI BOCA A LA TUYA…



               "Amor mío, no tengo ánimo de dejarte solo; quiero dividir Contigo el peso de la Cruz, y para aliviarte del peso de los pecados me estrecho a Tus pies... Y en nombre de todas y de cada una de las criaturas quiero darte amor por la que no te ama; alabanzas, por la que Te desprecia, y bendiciones, gratitud y obediencia, por todas. 

               Declaro que por cualquier ofensa que recibas quiero ofrecerte todo mi ser en reparación y hacer el acto opuesto a las ofensas que las criaturas Te hagan y consolarte con mis besos y con mis continuos actos de amor... 

               Pero veo que soy demasiado miserable, por lo que tengo necesidad de Ti para poder darte reparación de verdad. Por eso me uno a Tu Santísima Humanidad, y junto Contigo uno mis pensamientos a los Tuyos para reparar los pensamientos malos míos y los de todos; uno mis ojos a los Tuyos para reparar por las malas miradas; uno mi boca a la Tuya para reparar por las blasfemias y por las malas conversaciones; uno mi corazón al Tuyo para reparar por las inclinaciones, por los deseos y por los actos malos; en una palabra, quiero reparar por todo lo que repara Tu Santísima Humanidad, uniéndome a la inmensidad de Tu Amor por todos y al bien inmenso que haces a todos. Pero no me contento aún... quiero unirme a Tu Divinidad para perder mi nada en Ella y así poder dar todo..." 


Extraído de la Decimoctava Hora de “Las Horas de la Pasión”, 
revelaciones de Nuestro Señor a la mística Luisa Piccarreta




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