martes, 15 de octubre de 2024

NINGUNO ENTRA EN EL CIELO SI NO ES POR MEDIO SUYO



               "...me he encontrado frente a la gran Señora Reina y Mamá nuestra, la más bella obra de la Trinidad Sacrosanta. He permanecido contemplándola, pero no tengo palabras para decir lo que comprendía, y mi amable Jesús, con una dulzura y un amor indecible me ha dicho:  "Hija Mía, cómo es bella Mi Mamá, Su imperio se extiende por todos lados, Su belleza rapta y encadena a todos, no hay ser que no doble su rodilla para venerarla. Tal me la hizo Mi Divina Voluntad, me la hizo inseparable de Mí, de manera que no hubo acto que Yo hiciera en que la Soberana Reina no lo hiciera junto Conmigo; la potencia de aquel Fiat Divino pronunciado por Mí y por Ella, que me hizo quedar concebido en Su seno virginal dando la Vida a Mi Humanidad, aquel Fiat siempre idéntico, cada vez que Yo obraba, el Fiat Divino de Mi Madre tenía el derecho en Mi Fiat Divino de hacer lo que hacía Yo. Ahora, tú debes saber que cuando instituí el Sacramento de la Eucaristía, Su Fiat Divino estaba junto con el Mío, y juntos pronunciamos el Fiat para que el pan y el vino fueran transubstanciados en Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad...

               Cada alma vale más que un mundo entero, ninguno entra en el Cielo si no es por medio Suyo y en virtud de Su Maternidad y de Sus dolores, así que cada alma es una propiedad Suya, por eso se le puede dar de hecho el nombre de verdadera Señora... 

               Como Madre tiene Sus hijos innumerables, como Reina tendrá Su pueblo del Reino de la Divina Voluntad. Estos hijos y este pueblo formarán Su corona más refulgente, quien como sol y quien como estrella coronarán Su augusta cabeza con tal belleza, de raptar todo el Cielo. Así que los hijos del Reino de Mi Divina Voluntad serán los que le darán los honores de Reina, y transformándose en soles le formarán la más bella corona. Por eso suspira tanto que venga este Reino, porque a Su corona refulgente con la cual la coronó la Santísima Trinidad, aguarda la corona de Su pueblo, que alabándola como Reina le ofrecen su vida transformada en sol como testimonio de amor y de gloria".


Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, "Libro de Cielo", 
extractos del Vol. 33, 8 de Julio de 1935



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