lunes, 10 de noviembre de 2025

CÓMO EL VERDADERO AMOR SE OLVIDA DE SÍ MISMO



                    Continuando en mi habitual estado (1), en cuanto he visto al Bendito Jesús, me decía: 

                    “Hija Mía, el verdadero Amor se olvida de sí mismo y vive a los intereses, a las penas y a todo lo que pertenece a la persona amada”. 

                    Y yo: “Señor, ¿cómo se puede olvidar de sí mismo mientras lo sentimos tanto, no es que sea una cosa lejana de nosotros, o bien dividida que fácilmente se pueda olvidar?”. 

                    Y de nuevo ha agregado que ahí está el sacrificio del verdadero Amor, porque mientras se tiene a sí mismo debe vivir a todo lo que pertenece a la persona amada, es más, si se recuerda de sí mismo, este recuerdo debe servir para ingeniarse mayormente en cómo poderse consumir por el objeto amado, y el Amado si ve que el alma se da toda a Él, la sabrá recompensar bien dándole todo Sí mismo y haciéndola vivir de Su Vida Divina; así que quien todo olvida, todo encuentra. 

                    Además de esto, es necesario ver la diferencia que hay entre lo que se olvida y lo que se encuentra: se olvida lo feo y se encuentra lo bello, se olvida la naturaleza y se encuentra la gracia, se olvidan las pasiones y se encuentran las virtudes, se olvida la pobreza y se encuentra la riqueza, se olvida la ignorancia y se encuentra la sabiduría, se olvida el mundo y se encuentra el Cielo.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 10 de Noviembre de 1903


1- Por una particular disposición de Dios, Luisa Piccarreta permanecía toda la noche sumida en un profundo éxtasis, paralizada, mientras recibía luces del Cielo; tan sólo conseguía liberarla de aquél místico trance la bendición del Sacerdote, que cada mañana celebraba la Santa Misa en su dormitorio. Este "sueño extático" era tan cotidiano para Luisa que ella lo definió en sus escritos como "mi habitual estado". Dicha fenomenología no fue exclusiva de Piccarreta, se dio con anterioridad en Santa Catalina de Siena y casi a la vez en la mística portuguesa Alexandrina Da Costa, entre otras almas privilegiadas.




jueves, 6 de noviembre de 2025

PUREZA DE INTENCIÓN



                    Esta mañana, habiendo venido el adorable Jesús y transportándome fuera de mí misma, me ha hecho ver calles llenas de cadáveres. ¡Qué despiadada carnicería!. Da horror pensarlo. 

                    Después me ha hecho ver que sucedía una cosa en el aire y muchos morían de improviso; esto lo vi también por el mes de Marzo. Yo empecé, según mi costumbre, a rogarle que se aplacara y que librara a Sus mismas imágenes de suplicios tan crueles, de guerras tan sangrientas, y como tenía la corona de espinas se la he quitado para ponérmela yo, y esto para aplacarlo mayormente; pero con suma pena he visto que casi todas las espinas quedaban rotas en Su Santísima cabeza, así que poquísimo me quedaba para sufrir a mí. 

                    Jesús se mostraba severo; casi sin ponerme atención me ha transportado de nuevo a mi cama, y como yo me encontraba con los brazos en cruz, sufriendo los dolores de la crucifixión que Él mismo me había participado antes, ha tomado mis brazos y me los unió, atándolos con una cuerdecilla de oro. Yo, no poniendo atención a qué significaba aquello, para romper ese aire severo que tenía le he dicho: “Dulcísimo amor mío, Te ofrezco estos movimientos de mi cuerpo que Tú mismo me has hecho y todos los demás que pueda yo hacer, con el único fin de agradarte y glorificarte. Ah sí, quisiera que también los movimientos de los párpados, los de mis ojos, de mis labios y de toda yo misma sean hechos con el único fin de agradarte solo a Ti. Haz, oh buen Jesús, que todos mis huesos, mis nervios, resuenen entre ellos y con clara voz Te atestigüen mi amor”. Y Él me ha dicho: 

                    “Todo lo que se hace con la única finalidad de agradarme, resplandece ante Mí de una manera tal, que atrae Mis miradas divinas, y Me agrada tanto, que a esas acciones, aunque fuesen sólo un movimiento de pestañas, les doy el valor como si fueran hechas por Mí. En cambio las otras acciones, que en sí mismas son buenas y aun grandes, no hechas únicamente para Mí, son como ese oro enlodado y lleno de herrumbre que no resplandece, y Yo no Me digno ni siquiera mirarlas”. 

                    Y yo: “Ah Señor, qué fácil es que el polvo ensucie nuestras acciones”. Y Él: 

                    “No se necesita poner atención al polvo, porque este se sacude, a lo que hay que atender es a la intención”. 

                    Ahora, mientras esto se decía, Jesús se ocupaba en atarme los brazos. Yo le he dicho: “Señor, ¿qué haces?”. Y Él: 

                    “Hago esto porque tú estando en la posición de la crucifixión Me aplacas, y Yo como quiero castigar a las gentes te los estoy atando”. 

                    Y dicho esto desapareció.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 3, 6 de Noviembre de 1899




martes, 4 de noviembre de 2025

EFECTOS DIFERENTES ENTRE LA PRESENCIA DE JESÚS Y LA DEL DEMONIO



                    Como esta mañana el Bendito Jesús no venía, el Demonio trataba de tomar Su aspecto y hacerse ver, pero yo no advirtiendo los acostumbrados efectos, he comenzado a dudar y me he persignado con la cruz, primero yo y después a él, y el Demonio viéndose persignado temblaba; enseguida lo rechacé de mí sin mirarlo. Poco después ha venido mi amado Jesús, y temiendo que fuese otra vez el espíritu maligno, trataba de rechazarlo e invocar la ayuda de Jesús y de la Reina Mamá, pero Él para asegurarme que no era el Demonio me ha dicho:

                    “Hija Mía, para asegurarte si Soy Yo, o no Soy Yo, tu atención debe estar en los efectos internos, si se mueven a virtud o a vicio, ya que como Mi naturaleza es virtud, de ninguna otra cosa hago herederos a Mis hijos, más que de virtud. Esto lo puedes comprender también en la naturaleza humana, que siendo carne, sucede que si tiene alguna llaga, la carne se cambia en pus y se puede decir que no es más carne; así Mi naturaleza, si mínimamente pudiese retener en Sí la sombra del vicio, cesaría de ser aquel Dios que es, lo que no puede suceder jamás”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 3, 4 de Noviembre de 1899





sábado, 1 de noviembre de 2025

QUIEN PIENSA EN SÍ MISMO EMPOBRECE, Y SIENTE NECESIDAD DE TODO



                    Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho: “Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, Tu Sangre, Tus penas ¿no son también mías?. ¿Valen acaso menos para mí?”. Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho: 

                    “¡Ah!, hija Mía, ¿qué haces pensando en ti?. Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en Mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras; si hay algo que hacer en Mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”. 

                    Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en Tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en Ti mismo?” (qué pregunta tan disparatada). 

                    Y Jesús: “No, no pienso en Mí Mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo Soy la misma Santidad, la misma Felicidad, la misma Inmensidad, Altura, Profundidad, nada, nada me falta, Mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables. Si algún pensamiento Me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente Mi Voluntad, son una sola cosa Conmigo, las vuelvo dueñas de Mis bienes, porque en Mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es Mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas. 

                    Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en Mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos. ¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, Me pida piedad, perdón, Mi Sangre, Mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo?. Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí Mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás. Por tanto te recomiendo que no salgas de Mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 11, 1 de Noviembre de 1912





miércoles, 29 de octubre de 2025

LA CADENA DE GRACIAS ESTÁ UNIDA A LAS OBRAS PERSEVERANTES. TODOS LOS MALES ESTÁN ENCERRADOS EN LA NO PERSEVERANCIA



                    Después de haber esperado mucho, en cuanto ha venido el Bendito Jesús me ha dicho: 

                    “Hija Mía, cuando el alma se dispone a hacer un bien, aunque fuera decir una “Ave María”, la gracia concurre a hacer junto con ella dicho bien; pero si el alma no es perseverante en hacer este bien, se ve con claridad que no estima y no valora este don recibido, y hace burla de la misma gracia. Cuántos males están encerrados en este modo de obrar: ‘Hoy sí y mañana no; me agrada y lo hago; para hacer este bien se requiere un sacrificio, no quiero hacerlo’. 

                    Sucede como a aquél que habiendo recibido un don de un señor, hoy se lo recibe, mañana lo rechaza; aquel señor por su bondad lo manda de nuevo, y aquél después de haberlo tenido por algún tiempo, cansado de tener consigo aquel don, nuevamente lo rechaza. Ahora, ¿qué dirá aquel señor?. Se ve que no estima mi don, si empobrece o muere, no quiero tener más que ver con él. 

                    Todo, todo está unido al modo de obrar con perseverancia, la cadena de Mis gracias está entretejida a las obras perseverantes; así que, si el alma se da sus escapadas rompe esta cadena, ¿y quién le asegura que la unirá de nuevo?. Mis designios se cumplen solamente en quien une sus obras a la perseverancia. La perfección, la Santidad, todo, todo va unido con ella, así que si el alma es intermitente, siendo una especie de fiebre intermitente, el no obrar con perseverancia manda al vacío los designios divinos, pierde su perfección, y frustra su Santidad”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 29 de Octubre de 1904



domingo, 26 de octubre de 2025

JESÚS TIENE NECESIDAD DE DESAHOGO EN EL AMOR, Y LOS DESAHOGOS DE AMOR LOS PUEDE HACER SÓLO CON QUIEN LO AMA Y ES TODO AMOR POR ÉL



                    Continúa haciéndose ver, pero que quiere esconderse en mí para no ver los males de las criaturas. Parecía que me encontraba fuera de mí misma, veía hombres venerables, todos consternados que hablaban de la guerra y temían fuertemente. 

                    Después se dejaba ver la Reina Mamá, y yo: “Bella Mamá mía, ¿qué será de la guerra?”. Y Ella: 

                    “Hija Mía, reza, ¡oh, cuántos ay! Reza, reza hija Mía”. 

                    Yo he quedado consternada y rogaba al Buen Jesús, pero parece que no me quiere hacer caso, más bien parece que ni siquiera quiere que se hable de esto, parece que sólo quiere consuelo, y consuelo de amor; en vez de derramar amarguras derrama dulzuras, y si se Le dice: “Tú estás lleno de amarguras; ¿y en mí viertes las dulzuras?”, Jesús dice: “Hija Mía, las amarguras las puedo desahogar con todos, pero los desahogos de amor, las dulzuras, sólo las puedo verter en quien Me ama y es todo amor por Mí. ¿No sabes tú que también el Amor es necesidad en Mí, y que tengo necesidad de él más que de todo?”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 10, 26 de Octubre de 1911



jueves, 23 de octubre de 2025

EL VERDADERO AMOR JAMÁS ESTÁ SOLO



                    Esta mañana, habiendo recibido la Comunión, mi adorable Jesús me hacía ver al Confesor que ponía la intención de hacerme sufrir la Crucifixión; mi pobre naturaleza sentía repugnancia, no porque no quisiera sufrir, sino por otras razones que no es necesario describirlas aquí, pero Jesús, como lamentándose de mí decía al Padre: “No quiere someterse”. 

                    Yo me he enternecido ante el lamento, el Padre ha renovado la orden y me he sometido. Después de haber sufrido un poco, como veía al padre presente, el Señor ha dicho: “Amada Mía, he aquí el símbolo de la Sacrosanta Trinidad: Yo, el Padre y tú. Mi Amor desde “ab eterno” jamás ha estado solo, sino siempre unido en perfecta y recíproca unión con las Divinas Personas, porque el verdadero amor jamás está solo, sino que produce otros amores y goza el ser amado por los amores que él mismo ha producido, y si está solo, o no es de la naturaleza del Amor Divino, o bien está solo aparentemente. Si supieras cuanto Me complazco y Me gusta poder continuar en las criaturas aquel Amor que desde “ab eterno” reinaba y reina todavía ahora en la Santísima Trinidad. He aquí el por qué digo que quiero el consentimiento de la intención del Confesor unido Conmigo, para poder continuar más perfectamente este Amor que simboliza a la Trinidad Sacrosanta”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 4, 23 de Octubre de 1900



martes, 21 de octubre de 2025

LOS BIENES TERRENOS DEBEN SERVIR PARA LA SANTIFICACIÓN, NO PARA SER ÍDOLOS PARA EL HOMBRE. CAUSA DE LOS CASTIGOS



                    Después de haber pasado días amarguísimos de privación, me sentía cansada y sin fuerzas, si bien iba ofreciendo estas mismas penas diciendo: “Señor, Tú sabes cuánto me cuesta el estar privada de Ti, pero me resigno a Tu Santa Voluntad, ofreciendo esta pena acerbísima como medio para atestiguarte mi amor y aplacarte. Estos tedios, fastidios, flaquezas, frialdades que siento, tengo intención de enviártelos como mensajeros de alabanzas y de reparaciones por mí y por todas las criaturas; esto tengo y esto Te ofrezco. Es cierto que Tú aceptas el sacrificio de la buena voluntad cuando se Te ofrece lo que uno puede sin reserva alguna, pero ven, porque no puedo más”. 

                    Muchas veces me venía la tentación de conformarme a la justicia y pensaba que la causa por la que no venía era yo misma, porque cuando Jesús, en los días pasados me había dicho que si no me conformaba lo obligaría a que no viniera y a no decirme más nada para no tenerme descontenta, pero no tenía ánimo de hacerlo, mucho más porque la obediencia no lo consentía. 

                    Mientras me encontraba entre estas amarguras, primero ha venido una luz, con una voz que decía: “A medida que el hombre se entromete en las cosas terrenas, así se aleja y pierde la estima de los bienes eternos. Yo he dado las riquezas para que se sirvan de ellas para su santificación, pero se han servido de ellas para ofenderme y formar un ídolo para su corazón, y Yo destruiré a las personas y a las riquezas junto con ellas”. 

                    Después de esto he visto a mi amadísimo Jesús, pero tan sufriente, ofendido y airado con las gentes, que daba terror. Yo súbito he comenzado a decirle: “Señor, Te ofrezco Tus Llagas, Tu Sangre, el uso santísimo de Tus Santísimos Sentidos que hiciste en el curso de Tu vida mortal, para repararte las ofensas y el mal uso de los sentidos que hacen las criaturas”. 

                    Y Jesús, tomando un aspecto serio y casi airado ha dicho: “¿Sabes tú cómo han llegado a ser los sentidos de las criaturas?. Como aquellos rugidos de las bestias feroces, que con sus rugidos alejan a los hombres en vez de atraerlos. Es tanta la podredumbre y la multiplicidad de las culpas que sale de sus sentidos, que me obligan a huir”. 

                    Y yo: “¡Ah! Señor, como Te veo enojado. Si Tú quieres continuar mandando castigos, yo me quiero ir al Cielo, o bien quiero salir de este estado. ¿En qué aprovecha estar en él si ya no puedo más ofrecerme víctima para librar a las gentes?.” 

                    Y Él, hablándome serio, tanto que me sentía aterrar, me ha dicho: “Tú quieres tocar los dos extremos, o que no haga nada, o que tú te quieres venir. ¿No te contentas conque las gentes sean perdonadas en parte?. ¿Crees tú que Corato sea el mejor y el que menos me ofende?. ¿Y el que lo haya perdonado en parte en comparación de las otras ciudades es cosa de nada?. Por eso conténtate y cálmate, y mientras Yo me ocupo en castigar a las gentes, tú acompáñame con tus suspiros y con tus sufrimientos, pidiéndome que los mismos castigos sirvan para la conversión de los pueblos”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 21 de Octubre de 1899



domingo, 19 de octubre de 2025

POR CUANTOS EFECTOS Y VALORES SE CONOCEN, TANTO MÁS SE RECIBE DEL QUERER DIVINO. ESPERA DE JESÚS POR TANTOS SIGLOS PARA HACER CONOCER SU QUERER



                    Continúo estando toda abandonada en los brazos de mi dulce Jesús, me sentía toda inmersa en Su Santísimo Querer, en el cual me encontraba como en el centro. Entonces al venir Jesús me ha dicho: 

                    “Hija Mía, Mi Humanidad vivía como en el centro del Sol Eterno de Mi Voluntad Divina, y de este centro partían rayos que llevando con ellos mi inmensidad envolvían todo y a todos, y Mi obrar, partiendo de este centro se encontraba como en acto por cada acto de criatura, cada palabra como en acto por cada palabra, cada pensamiento como en acto por cada pensamiento, y así de todo lo demás, y conforme descendía, como un sólo acto volvía a subir a Su Centro, llevando Consigo todos los actos humanos para rehacerlos, para reordenarlos según como quería Mi Padre, así que sólo porque mi Humanidad vivía en el centro del Querer Eterno pudo abrazar a todos como un acto solo, para cumplir con decoro y digna de Mí la obra de la Redención, de otra manera habría sido una obra incompleta y no digna de Mí. 

                    Y así como la ruptura de la voluntad humana con la Divina fue todo el mal del hombre, así la unión estable de la voluntad de Mi Humanidad con la Divina debía formar todo su bien, y esto sucedía en Mí como connaturalmente. 

                    Mira el sol, ¿qué cosa es?. Es un globo de luz, y esta luz la difunde igualmente a derecha, a izquierda, adelante, atrás, arriba, abajo, por doquier; la luz de tantos siglos atrás es la de hoy, nada ha cambiado, ni luz, ni calor, y la luz de hoy será la del fin de los siglos; si tuviera razón podría decir todos los actos humanos, es más, los tendría en sí como propiedad suya, habiendo sido él vida, efecto y causa de cada acto, y esto como cosa connatural para él. 

                    Ahora, todo esto sucede al alma que vive en el centro de Mi Querer, ella abraza a todos y ninguno se le escapa, hace por todos y nada omite, junto Conmigo no hará otra cosa que expandirse a derecha y a izquierda, adelante y atrás, pero en modo simple y connatural, y conforme obra en Mi Querer hace el giro de todos los siglos, y a todos los actos humanos los eleva en su acto en Modo Divino, por virtud de Mi Voluntad. 

                    Escucha hija Mía, regenerada en Mi Supremo Querer, lo que quiero hacer de ti y en ti, lo que hacía Mi Humanidad en la Divina Voluntad quiero repetirlo, pero quiero tu querer unido junto, a fin de que repita junto Conmigo lo que hacía y hago aún. 

                    En mi Querer están todos los actos que hizo Mi Humanidad, tanto externos como internos; de los actos externos más o menos se sabe lo que Yo hice, y la criatura, queriendo, se puede unir junto Conmigo y tomar parte en aquel bien que hice, y Yo siento el contento porque veo Mi bien como multiplicado en medio de las criaturas en virtud de la unión que forman Conmigo; mis actos son puestos como en un banco y Yo recibo los intereses. En cambio, de los actos internos que hizo Mi Humanidad en la Divina Voluntad por amor de todos, poco o nada se sabe de ellos, y la criatura no conociendo ni la potencia de este Querer, ni cómo mi alma obraba en Él, ni lo que hice, ¿cómo podrá unirse Conmigo para tomar parte de aquel bien?. 

                    El conocimiento lleva consigo el valor, los efectos, la vida de aquel bien. Un objeto tanta utilidad produce por cuanto se conoce, y muchas veces sucede que dos objetos que contienen el mismo valor, uno que conoce el valor de más, vendiéndolo gana más; otro que no tiene aquel conocimiento lo vende en menos. Cuántas cosas hace el conocimiento, muchos se hacen ricos porque tienen cuidado de conocer las cosas; otros se encuentran en las mismas circunstancias, pero porque no conocen bien las cosas son pobres. 

                    Ahora, queriéndote junto Conmigo también en Mis actos internos que hacía Mi Humanidad en este Querer Supremo, es justo que te haga conocer los méritos, el valor, los efectos, la potencia, el modo que tiene este Mi Querer, y según te los voy manifestando, abro entre tú y Yo la participación de lo que te hago conocer, de otra manera, ¿para qué decírtelo?. ¿Tal vez para darte una simple noticia?. 

                    No, no, cuando Yo hago conocer es porque quiero dar, así que cuantos valores y efectos conoces, tanto te he dado. Por eso ve el gran bien que quiero hacer, no sólo a ti sino también a los demás, porque conforme se haga camino este conocimiento del vivir en Mi Querer, será amado de más, y el Amor absorberá en ellos todo el bien que el conocimiento, como madre fecunda les ha dado a luz. Yo no Soy el Dios aislado, no, quiero a la criatura junto Conmigo, Mi eco debe resonar en el suyo y el suyo en el Mío y hacer de los dos uno solo; y si he esperado tantos siglos para hacer conocer Mi Querer obrante en la criatura, y el suyo obrante en el Mío, casi elevándolo a Mi Mismo nivel, ha sido porque debía preparar, disponer a las criaturas a pasar de los conocimientos menores a los mayores, debía hacer como un maestro que debía enseñar las vocales, las consonantes, después pasar a las composiciones. 

                    Hasta ahora no se sabía otra cosa de Mi Voluntad que las vocales y las consonantes, era necesario que pasara a las composiciones, y esto me desarrollará la Vida de Mi Voluntad. La primera composición la quiero de ti, si eres atenta la desarrollarás bien, de modo que Me darás el honor de un tema que te ha dado tu Jesús, el tema más noble, el tema del Querer Eterno, que Me traerá la Gloria más grande, que formando la conexión con las criaturas hará conocer nuevos horizontes, nuevos cielos y nuevos excesos de Mi Amor. 

                    Mira, en mi Querer Supremo están todos Mis actos internos que hizo Mi Humanidad, como en expectativa para salir como mensajeros para ponerse en camino. Estos actos han sido hechos para las criaturas y quieren darse y hacerse conocer; y no dándose se sienten como aprisionados, y piden, suplican, que Mi Querer los haga conocer para poder dar el bien que ellos contienen. 

                    Me encuentro en las condiciones de una pobre madre, que por largo tiempo tiene su parto en su seno, y que habiendo llegado el tiempo de hacerlo salir, si no lo hace sufre espasmos, se duele, y no teniendo en cuenta su propia vida, a cualquier costo quiere hacer salir fuera su parto; las horas, los días de retraso le parecen años y siglos, todo lo ha hecho y dispuesto, no queda otra cosa que hacerlo salir. Así Soy Yo, más que madre por tantos siglos he contenido en Mí, más que parto, todos Mis actos humanos hechos en la Santidad del Querer Eterno, para darlos a la criatura, y conforme se den elevarán los actos humanos de la criatura a actos divinos, y la adornarán con las más variadas bellezas, haciéndola vivir con la Vida de Mi Voluntad, dándole el valor, los efectos, los bienes que Mi Querer posee. 

                    Por eso, más que madre sufro los espasmos, los dolores, ardo porque quiero hacer salir este parto de Mi Voluntad; el tiempo ha llegado, no queda otra cosa que encontrar a quien debe recibir el primer parto, para continuar con los otros partos en las otras criaturas. 

                    Por eso te digo, sé atenta, agranda tu corazón para poder recibir todo el valor, los efectos, el conocimiento que Mi Querer contiene, para poder poner en ti el primer parto. Cuánta alegría Me darás, serás el principio de Mi felicidad en la tierra; el querer humano, podría decir, me ha vuelto infeliz en medio a las criaturas, y Mi Voluntad obrante en la criatura Me restituirá mi felicidad”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 14, 19 de Octubre de 1922



jueves, 16 de octubre de 2025

CUANTO MÁS EL ALMA SE ACERCA AL AMOR DE DIOS, MÁS PERDERÁ LAS VIRTUDES



                    Habiendo leído un libro que trataba de las virtudes, mirándome a mí misma estaba pensativa porque no veía en mí ninguna virtud; si no fuera sólo porque quiero amarlo, lo quiero, lo amo, y quiero ser amada por Jesús Bendito, nada, nada existiría en mí de Dios. 

                    Ahora, encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús me ha dicho: 

                    “Hija Mía, cuanto más el alma llega al término, para acercarse a la Fuente de todo Bien, cual es el verdadero y perfecto Amor de Dios, donde todo quedará sumergido y sólo el Amor existirá para ser el motor de todo, así el alma perderá todas las virtudes que ha practicado en el viaje, para encerrar todo en el Amor y reposarse de todo para sólo amar; ¿no pierden todo los Bienaventurados por sólo amar?. Así el alma, mientras más camina, menos siente el diverso trabajo de las virtudes, porque el Amor invistiéndolas todas, las convierte todas en Sí, teniéndolas en Sí Mismo en reposo, como tantas nobles princesas, trabajando Él solo y dándoles vida a todas, y mientras el alma no las advierte, en el Amor las encuentra todas, pero más bellas, más puras, más perfectas, más ennoblecidas, y si el alma las advierte es señal de que están divididas del Amor. 

                    Como por ejemplo, uno recibe una orden, y el alma ejercita la obediencia por obedecer al que da la orden para adquirir la virtud, para sacrificar la voluntad propia, y tantas otras razones que puede haber; ahora, haciendo así se advierte que se ejercita la obediencia, se siente la fatiga, el sacrificio que lleva consigo esta virtud. Otra obedece, no por obedecer al que da la orden, ni por otras razones, pero sabiendo que Dios se disgustaría por su desobediencia, ve a Dios en aquél que ordena, y por amor Suyo sacrifica todo y obedece. El alma no advierte que obedece, sino sólo que ama, porque sólo por Amor ha obedecido, de otra manera habría desobedecido lo mismo, y así de todo lo demás. 

                    Por eso, ánimo en el camino, que por cuanto más se camina, tanto más rápido saborearás la Bienaventuranza eterna del único y verdadero Amor, aun desde aquí”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 16 de Octubre de 1905