lunes, 22 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 7º

 

La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Séptima Meditación: 
El Amor no correspondido y herido.
Por la ingratitud de las criaturas


                    La voz interior continuaba: “Hija Mía, no Me dejes solo en tanta soledad y en tanta oscuridad, no salgas del Seno de Mi Mamá para que veas el séptimo exceso de Mi Amor. Escúchame, en el Seno de Mi Padre Celestial Yo era plenamente feliz, no había bien que no poseyera, alegría, felicidad, todo estaba a Mi disposición; los Ángeles reverentes Me adoraban y estaban a Mis órdenes. Ah, el exceso de Mi Amor, podría decir que Me hizo cambiar fortuna, Me restringió en esta tétrica prisión, Me despojó de todas Mis alegrías, felicidad y bienes para vestirme con todas las infelicidades de las criaturas, y todo esto para hacer el cambio, para dar a ellas Mi fortuna, Mis alegrías y Mi felicidad eterna. 

                    Pero esto habría sido nada si no hubiera encontrado en ellas suma ingratitud y obstinada perfidia. Oh, cómo Mi Amor Eterno quedó sorprendido ante tanta ingratitud y lloró la obstinación y perfidia del hombre. La ingratitud fue la espina más punzante que Me traspasó el Corazón desde Mi Concepción hasta el último instante de Mi Vida, hasta Mi Muerte. 

                    Mira Mi Corazoncito, está herido y gotea sangre. ¡Qué pena! ¡Qué dolor siento! Hija Mía, no seas ingrata; la ingratitud es la pena más dura para tu Jesús, es cerrarme en la cara las puertas para dejarme afuera, aterido de frío. Pero ante tanta ingratitud Mi Amor no se detuvo y se puso en actitud de Amor suplicante, orante, gimiente y mendigante, y éste es el octavo exceso de Mi Amor”. 



domingo, 21 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 6º

 

La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Sexta Meditación: 
El Amor sofocado y confinado. En las 
tinieblas del pecado y de la ingratitud


                    “Hija Mía, ven, ruega a Mi amada Mamá que te haga un lugarcito en Su Seno materno, a fin de que tú misma veas el estado doloroso en el cual Me encuentro”. 
            
                    Entonces me parecía con el pensamiento, que nuestra Reina Mamá, para contentar a Jesús me hacía un pequeño lugar y me ponía dentro. Pero era tal y tanta la oscuridad que no lo veía, sólo oía Su respiro y Él en mi interior seguía diciéndome: “Hija Mía, mira otro exceso de Mi Amor. Yo Soy la Luz Eterna, el sol es una sombra de Mi Luz, pero ve adonde Me ha conducido Mi Amor, en qué oscura prisión Estoy, no hay ni un rayo de luz, siempre es noche para Mí, pero noche sin estrellas, sin reposo, siempre despierto, ¡qué pena!, la estrechez de la prisión, sin poderme mínimamente mover, las tinieblas tupidas; hasta el respiro, respiro por medio del respiro de Mi Mamá, ¡oh, cómo es cansado! Y además, agrega las tinieblas de las culpas de las criaturas, cada culpa era una noche para Mí, las que uniéndose juntas formaban un abismo de oscuridad sin confines. ¡Qué pena! ¡oh exceso de Mi Amor, hacerme pasar de una inmensidad de luz, de amplitud, a una profundidad de densas tinieblas y de tales estrecheces, hasta faltarme la libertad del respiro, y esto, todo por amor de las criaturas!”. 

                    Y mientras esto decía gemía, casi con gemidos sofocados por falta de espacio, y lloraba. Yo me deshacía en llanto, le agradecía, lo compadecía, quería hacerle un poco de luz con mi amor como Él me decía, ¿pero quién puede decirlo todo? La misma voz interna agregaba: “Basta por ahora. Pasa al séptimo exceso de Mi Amor”.



sábado, 20 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 5º


La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Quinta Meditación:
El Amor abandonado.
En Amarga Soledad.

                    Entonces la voz interior seguía: “Hija Mía, no te alejes de Mí, no me dejes solo, Mi Amor quiere compañía, este es otro exceso de Mi Amor el no querer estar solo. ¿Pero sabes tú de quién quiere esta compañía?. De la criatura. Mira, en el Seno de Mi Mamá, Conmigo están todas las criaturas concebidas junto Conmigo. Yo Estoy con ellas todo amor, quiero decirles cuánto las amo, quiero hablar con ellas para decirles Mis alegrías y Mis dolores, para decirles que he venido en medio de ellas para hacerlas felices, para consolarlas, y que estaré en medio de ellas como Su hermanito dando a cada una todos Mis bienes, Mi Reino, a costa de Mi muerte. 

                    Quiero darles Mis besos, Mis caricias; quiero entretenerme con ellas, pero, ay, cuántos dolores Me dan, quién Me huye, quién se hace la sorda y Me reduce al silencio, quién desprecia Mis bienes y no se preocupan de Mi Reino y corresponden Mis besos y caricias con el descuido y el olvido de Mí, y Mi entretenimiento lo convierten en amargo llanto. ¡Oh, cómo Estoy solo, a pesar de estar en medio de tantos!. ¡Oh, cómo Me pesa Mi soledad!, no tengo a quien decir una palabra, con quien hacer un desahogo de amor; Estoy siempre triste y taciturno, porque si hablo no Soy escuchado. 

                    ¡Ah, hija Mía, te pido, te suplico que no Me dejes solo en tanta soledad!, dame el bien de hacerme hablar con escucharme, presta oídos a Mis enseñanzas, Yo Soy el Maestro de los maestros. Cuántas cosas quiero enseñarte. Si Me escuchas Me harás dejar de llorar y Me entretendré contigo, ¿no quieres tú entretenerte Conmigo?”. 

                    Y mientras me abandonaba en Él, compadeciéndolo en Su soledad, la voz interior continuaba: “Basta, basta, pasa a considerar el 6º exceso de Mi Amor”.




viernes, 19 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 4º

 

La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Cuarta Meditación:
El Amor Operante.
Que le renueva desde el primer
instante las penas de la Pasión 


                    “Hija Mía, del Amor devorante pasa a mirar Mi Amor obrante. Cada alma concebida Me llevó el fardo de sus pecados, de sus debilidades y pasiones, y Mi Amor Me ordenó tomar el fardo de cada uno, y no sólo concebí a las almas, sino las penas de cada una, las satisfacciones que cada una de ellas debía dar a Mi Celestial Padre. Así que Mi Pasión fue concebida junto Conmigo. 

                    Mírame bien en el seno de Mi Celestial Mamá. Oh cómo Mi pequeña Humanidad era desgarrada, mira bien como Mi pequeña cabecita está circundada por una corona de espinas, que ciñéndome fuerte las sienes Me hace derramar ríos de lágrimas de los ojos, y no puedo moverme para secarlas. Ah, muévete a compasión de Mí, sécame los ojos de tanto llanto, tú que tienes los brazos libres para podérmelo hacer, estas espinas son la corona de los tantos pensamientos malos que se agolpan en las mentes humanas, oh, como Me pinchan más estos pensamientos que las espinas que produce la tierra, pero mira qué larga crucifixión de nueve meses, no podía mover ni un dedo, ni una mano, ni un pie, estaba aquí siempre inmóvil, no había lugar para poderme mover un poquito, qué larga y dura crucifixión, con el agregado de que todas las obras malas, tomando forma de clavos, Me traspasaban manos y pies repetidamente”. 

                    Y así continuaba narrándome pena por pena todos los martirios de Su pequeña Humanidad, y que quererlas decir todas sería demasiado extenso. Entonces yo me abandonaba al llanto, y oía decir en mi interior: “Hija Mía, quisiera abrazarte pero no lo puedo hacer, no hay espacio, estoy inmóvil, no lo puedo hacer; quisiera ir a ti pero no puedo caminar. Por ahora abrázame y ven tú a Mí, después cuando salga del seno materno iré Yo a ti”. 

                    Pero mientras con mi fantasía me lo abrazaba, me lo estrechaba fuertemente a mi corazón, una voz interior me decía: “Basta por ahora hija Mía, y pasa a considerar el quinto exceso de Mi Amor”.



jueves, 18 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 3º


La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Tercera Meditación: 
El Amor devorador

                    Hija Mía, apoya tu cabeza sobre el Seno de Mi Mamá, mira dentro de Él a Mi pequeña Humanidad, Mi Amor Me devoraba, los incendios, los océanos, los mares inmensos del Amor de Mi Divinidad Me inundaban, Me incineraban, levantaban tan alto Sus llamas que se elevaban y se extendían por doquier, a todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre y Mi pequeña Humanidad era devorada en medio de tantas llamas, ¿pero sabes tú qué cosa me quería hacer devorar Mi Eterno Amor?. ¡Ah, a las almas!. Y sólo estuve contento cuando las devoré todas, quedando todas concebidas Conmigo, Era Dios, debía obrar como Dios, debía tomarlas a todas; Mi Amor no Me habría dado paz si hubiera excluido a alguna. 

                    Ah hija Mía, mira bien en el Seno de Mi Mamá, fija bien los ojos en Mi Humanidad recién concebida y en Ella encontrarás a tu alma concebida Conmigo, y también las llamas de Mi Amor que te devoraron. ¡Oh, cuánto te he amado y te amo!. 

                    Luisa dice: Yo me perdía en medio a tanto amor, no sabía salir de ahí, pero una voz me llamaba fuerte diciéndome: “Hija Mía, esto es nada aún, estréchate más a Mí, dale tus manos a Mi amada Mamá a fin de que te tenga estrechada sobre Su Seno Materno, y tú da otra mirada a Mi pequeña Humanidad concebida y mira el cuarto exceso de Mi Amor”.



miércoles, 17 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 2º


La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                     Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Segunda Meditación:
Jesús en el Seno de Su Madre 


                    El Amor que lo reduce a la estrechez y a la inmovilidad. Entonces mi mente se ponía en el Seno Materno, y quedaba estupefacta al considerar a aquel Dios tan grande en el Cielo, y ahora tan humillado, empequeñecido, restringido, que casi no podía moverse, ni siquiera respirar. 

                    La voz interior me decía: “¿Ves cuánto te he amado? ¡Ah! dame un lugar en tu corazón, quita todo lo que no es Mío, porque así Me darás más facilidad para poderme mover y respirar”. 

                    Mi corazón se deshacía, le pedía perdón, prometía ser toda Suya, me desahogaba en llanto, sin embargo, lo digo para mi confusión, volvía a mis habituales defectos. ¡Oh! Jesús, cuán bueno has sido con esta miserable criatura. Y así pasaba la segunda hora del día, y después, poco a poco el resto, que decirlo todo sería aburrir. Y esto lo hacía a veces de rodillas y cuando era impedida a hacerlo por la familia, lo hacía aun trabajando, porque la voz interna no me daba ni tregua ni paz si no hacía lo que quería, así que el trabajo no me era impedimento para hacer lo que debía hacer. 

                    Así pasé los días de la novena, cuando llegó la víspera me sentía más que nunca encendida por un insólito fervor, estaba sola en la recámara cuando se me presenta delante el niño Jesús, todo bello, sí, pero titiritando, en actitud de quererme abrazar, yo me levanté y corrí para abrazarlo, pero en el momento en que iba a estrecharlo desapareció, esto se repitió tres veces. Quedé tan conmovida y encendida de amor, que no sé explicarlo; pero después de algún tiempo no lo tomé más en cuenta, y no se lo dije a nadie, de vez en cuando caía en las acostumbradas faltas. 

                    La voz interna no me dejó nunca más, en cada cosa me reprendía, me corregía, me animaba, en una palabra, el Señor hizo conmigo como un buen padre con un hijo que tiende a desviarse, y él usa todas las diligencias, los cuidados para mantenerlo en el recto camino, de modo de formar de él su honor, su gloria, su corona. Pero, ¡oh! Señor, demasiado ingrata Te he sido.



martes, 16 de diciembre de 2025

LA NOVENA DE LA SANTA NAVIDAD, DÍA 1º


La Novena de la Santa Navidad
 
tomada del Primer Volumen de los escritos de la mística italiana 
Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad” 




                    Esta hermosa Novena sobre la Encarnación y el Nacimiento del Niño Jesús es la  experiencia espiritual de la mística Luisa Picarreta, alma especialísima a quien fue revelada la espiritualidad de la Divina Voluntad.

                    A través de esta Novena conoceremos más íntimamente a Jesús Nuestro Señor, desde el momento bendito de Su Encarnación en el vientre la Santísima Virgen María.

                    La Novena de la Santa Navidad se puede hacer en cualquier época del año, es una tierna y santa manera de preparar nuestros corazones para que Jesús nazca en ellos.



                    En el Nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. 

                    ¡Oh Jesús, oh Esposo, oh fortaleza mía! A Ti me dirijo, a Ti vengo, en Tus brazos me introduzco, me abandono, me reposo. ¡Ah, consuélame en mi aflicción y no me dejes sola y abandonada!. Mírame y vuelve a mirarme, oh Esposo Santo en estos Tus brazos, mira de cuántas tinieblas estoy circundada, son tan densas que no dejan entrar ni siquiera un átomo de luz en mi alma. 

                    ¡Oh! Mi místico Sol Jesús, resplandezca esta Luz en mi mente, a fin de que haga huir las tinieblas y pueda libremente recordar las gracias que has hecho a mi alma. 

                    ¡Oh! Sol Eterno, manda otro rayo de Luz a lo íntimo de mi corazón y lo purifique del fango en el cual yace, lo incendie, lo consuma en Tu Amor, a fin de que Él, que más que todo ha probado las dulzuras de Tu Amor, pueda claramente manifestarlas a quien está obligado.Tú que tanto me amas, continúa mandándome Luz. 

                    ¡Oh! Mi Sol, mi bello, propiamente quiero entrar en el centro, a fin de quedar toda abismada en esta Luz purísima. Haz, oh Sol Divino, que esta Luz me preceda delante, me siga junto, me circunde por doquier, se introduzca en los más íntimos escondites de mi interior, a fin de que consumiendo mi ser terreno, lo transformes todo en Tu Ser Divino. 

                    Mi amable y dulce Jesús, perdóname, no te retires de mí, continúa derramando en mí Tu gracia, a fin de que puedas hacer de mí un triunfo de Tu Misericordia.

                    Virgen Santísima, Madre amable, ven en mi auxilio, obtenme de Tu y mi dulce Jesús gracia y fuerza... 

                    San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. 

                    Arcángel San Miguel, defiéndeme del enemigo infernal, que tantos obstáculos me pone en la mente... 

                    Arcángel San Rafael y tú mi Ángel custodio, venid a asistirme y a acompañarme... 



Primera Meditación: 
Jesús en el Seno del Padre. 
El Decreto de la Encarnación


                    Como por ejemplo, en una hora me ponía con el pensamiento en el Paraíso y me imaginaba a la Santísima Trinidad: al Padre que mandaba al Hijo a la tierra, al Hijo que prontamente obedecía al Querer del Padre, y al Espíritu Santo que consentía en ello. Mi mente se confundía tanto al contemplar un Misterio tan grande, un amor tan recíproco, tan igual, tan fuerte entre Ellos y hacia los hombres; y en la ingratitud de estos, especialmente la mía; que en esto me habría quedado no una hora sino todo el día, pero una voz interna me decía: “Basta, ven y mira otros excesos más grandes de Mi Amor”.



domingo, 14 de diciembre de 2025

LA PALABRA DE JESÚS ES SOL, NUTRE LA MENTE Y SACIA EL CORAZÓN DE AMOR



                    Continúo con mis días amarguísimos pero resignada al Querer de Dios. Mi siempre amable Jesús, si se hace ver, es siempre afligido y taciturno, parece que no me quiere prestar atención. Esta mañana, haciéndose ver, me ponía dos aretes, tan brillantes que parecían dos soles, y después me ha dicho:  

                    “Hija amada Mía, para quien está toda atenta a escucharme, Mi Palabra es Sol que no sólo alegra el oído, sino que nutre la mente y sacia el corazón de Mí y de Mi Amor. ¡Ah!, no se quiere comprender que toda Mi intención es de tenerlos a todos ocupados en Mí, sin poner cuidado en otra cosa. Mira a aquella, señalando a una persona, con ese modo que examina todo, pone atención a todo, se impresiona de todo, hasta de los excesos y también de las cosas santas, no es otra cosa que un vivir fuera de Mí, y a quien vive fuera de Mí, por necesidad le viene que se siente mucho a sí misma, cree hacerme honor, pero es todo lo contrario”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 10, 14 de Diciembre de 1911





miércoles, 10 de diciembre de 2025

QUIEN BUSCA AL SEÑOR, CADA VEZ RECIBE UNA TINTA UN LINEAMIENTO DIVINO



                    Continuando mi estado, sentía un peso sobre mi alma por la privación del Bendito Jesús, como si sobre de mí gravitara todo el peso del mundo, y en mi inmensa amargura hacía cuanto más podía por buscarlo. Después, habiendo venido me ha dicho:

                    “Hija Mía, cada vez que el alma me busca recibe una tinta, un lineamiento divino, y otras tantas veces renace en Mí y Yo renazco en ella”.

                    Mientras esto decía, estaba pensando en lo que había dicho, casi maravillándome y diciendo: “Señor, ¿qué dices?”.

                    Y Él ha agregado: 

                    “¡Oh, si supieras la Gloria, el gusto que siente todo el Cielo al recibir esta nota de la tierra, de un alma que busca siempre a Dios, toda conforme a la nota de ellos!. ¿Qué cosa es la vida de los Bienaventurados?. ¿Quién la forma?. Este renacer continuamente en Dios y Dios en ellos; esto es aquel dicho: “Que Dios es siempre viejo y siempre nuevo”. Jamás sienten cansancio, porque están en continua actitud de nueva vida en Dios”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 6, 10 de Diciembre de 1903




lunes, 8 de diciembre de 2025

SOBRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN



                    Escribo por obedecer y ofrezco todo a mi dulce Jesús, uniéndome al sacrificio de Su obediencia para obtener la gracia y la fuerza de hacerla como Él quiere. Y ahora, ¡oh mi Jesús! dame Tu santa mano y la luz de Tu Inteligencia, y escribe junto conmigo. 

                    Estaba pensando en el gran portento de la Inmaculada Concepción de mi Reina y Celestial Mamá, y en mi interior he oído decirme: "Hija Mía, la Inmaculada Concepción de Mi amada Mamá fue prodigiosa y del todo maravillosa, tanto que Cielos y tierra quedaron estupefactos e hicieron fiesta. 

                    Las Tres Divinas Personas hicieron competencia: el Padre hizo salir un mar inmenso de Potencia; Yo, Hijo, saqué un mar infinito de Sabiduría; y el Espíritu Santo un mar inmenso de Eterno Amor, que fundiéndose formaron un solo mar y en medio de este mar fue formada la Concepción de esta Virgen, elegida entre las elegidas, así que la Divinidad suministró la sustancia de esta Concepción, y no sólo era centro de vida de esta admirable y singular criatura, sino que este mar le estaba alrededor, no sólo para tenerla defendida de todo lo que pudiera ensombrecerla, sino para darle a cada instante nuevas bellezas, nuevas gracias, potencia, sabiduría, amor, privilegios, etc. 

                    Así que Su pequeña naturaleza fue concebida en el centro de este mar, y se formó y creció bajo el influjo de estas olas divinas, tanto, que no apenas fue formada esta noble y singular criatura, la Divinidad no quiso esperar como es Su costumbre con las demás criaturas, quería Sus abrazos, la correspondencia de Su amor, Sus besos, gozarse Sus inocentes sonrisas, y por eso no apenas fue formada su Concepción le di el uso de razón, la doté de todas las ciencias, le hice conocer Nuestras alegrías y Nuestros dolores con relación a la Creación; y desde el seno materno Ella venía al Cielo, a los pies de Nuestro Trono para darnos los abrazos, la correspondencia de Su amor, Sus tiernos besos, y arrojándose en Nuestros brazos nos sonreía con tal complacencia de gratitud y de agradecimiento, que arrancaba nuestras sonrisas. 

                    ¡Oh!, cómo era bello ver a esta inocente y privilegiada criatura, enriquecida con todas las cualidades divinas, venir en medio de Nosotros toda amor, toda confianza, sin temor, porque solamente el pecado es lo que pone distancia entre Creador y criatura, rompe el amor, hace perder la confianza e infunde temor, así que Ella venía en medio de Nosotros como Reina, que con Su amor, dado por Nosotros, Nos dominaba, Nos raptaba, Nos ponía en fiesta y se hacía raptora de otro amor, y Nosotros la hacíamos hacer, gozábamos del amor que nos arrebataba y la constituimos Reina del Cielo y de la tierra. 

                    Cielo y tierra exultaron e hicieron fiesta junto con Nosotros, por tener después de tantos siglos a su Reina; el sol sonrió en su luz, y se creyó afortunado por tener que servir a su Reina con darle luz; el Cielo, las estrellas y todo el Universo sonrieron de alegría e hicieron fiesta, porque debían alegrar a su Reina haciéndole ver la armonía y belleza del firmamento; sonrieron las plantas, pues debían nutrir a su Reina, y también la tierra sonrió y se sintió ennoblecida al deber dar habitación y por tener que hacerse pisar por los pasos de su Emperatriz. Sólo el Infierno lloró y sintió perder las fuerzas por el dominio de esta Soberana Señora. 

                    ¿Pero sabes tú cuál fue el primer acto que hizo esta Celestial criatura cuando se encontró la primera vez ante Nuestro Trono?. Ella conoció que todo el mal del hombre había sido la ruptura entre su voluntad y la de su Creador, y Ella se estremeció, y sin dejar pasar el tiempo ató Su Voluntad a los pies de Mi Trono, sin ni siquiera quererla conocer, y Mi Voluntad se ató a Ella y se constituyó centro de vida, tanto que entre Ella y Nosotros se abrieron todas las corrientes, todas las relaciones, todas las comunicaciones, y no hubo secreto que no le confiáramos. 

                    Fue propiamente esto el acto más bello, más grande, más heroico que hizo, el poner a Nuestros pies Su voluntad, y que a Nosotros, como raptados, nos hizo constituirla Reina de todos. ¿Ves entonces qué significa atarse con Mi Voluntad y no conocer la propia?. El segundo acto que hizo fue ofrecerse a cualquier sacrificio por amor nuestro. 

                    El tercero fue restituirnos el Honor y la Gloria de toda la Creación, que el hombre Nos había quitado con hacer su voluntad; y aun desde el seno materno lloró por amor Nuestro, porque Nos vio ofendidos, y lloró de dolor por el hombre culpable. ¡Oh! cómo nos enternecían estas lágrimas inocentes y apresuraban la suspirada Redención. 

                    Esta Reina Nos dominaba, Nos ataba, Nos arrancaba gracias infinitas, Nos inclinaba tanto hacia el género humano que no podíamos ni sabíamos resistir a Sus repetidas instancias; ¿pero de dónde le venía tal poder y tanta ascendencia sobre la misma Divinidad?. ¡Ah! tú lo has entendido, era la Potencia de Nuestro Querer que obraba en Ella, que mientras la dominaba la hacía dominadora de Dios mismo. Además ¿cómo podíamos resistir a tan inocente criatura poseída por la Potencia y Santidad de Nuestro Querer?. Sería resistir a Nosotros mismos, Nosotros descubríamos en Ella Nuestras cualidades divinas, como olas afluían sobre Ella los reflejos de Nuestra Santidad, los reflejos de los modos divinos, de Nuestro Amor, de Nuestra Potencia, etc., y Nuestro Querer, que era Su centro, atraía todos los reflejos de Nuestras cualidades divinas y se hacía corona y defensa de la Divinidad habitante en Ella. 

                    Si esta Virgen Inmaculada no hubiera tenido el Querer Divino como centro de vida, todas las demás prerrogativas y privilegios con los cuales tanto la enriquecimos habrían sido una nada frente a eso. Fue esto lo que le confirmó y le conservó los tantos privilegios, y no sólo, sino que a cada instante le multiplicaba nuevos. He aquí la causa por la qué la constituimos Reina de todos, porque cuando Nosotros obramos lo hacemos con Razón, Sabiduría y Justicia, porque jamás dio vida a Su querer humano, sino que Nuestro Querer fue siempre íntegro en Ella. ¿Cómo podíamos decir a otra criatura, Tú eres Reina del Cielo, del Sol, de las estrellas, etc., si en lugar de tener Nuestro Querer por dominio fuera dominada por Su querer humano?. Todos los elementos, Cielo, Sol, Tierra, se habrían sustraído del régimen y dominio de esta criatura, todos habrían gritado en su mudo lenguaje: ‘No la queremos, nosotros somos superiores a Ella porque jamás nos hemos sustraído de Tu Eterno Querer; tal como nos creaste así somos.’ Habría gritado el Sol con su luz, las estrellas con su centelleo, el mar con sus olas, y así todo lo demás. En cambio, como todos sintieron el dominio de esta Virgen excelsa, que casi como hermana suya jamás quiso conocer Su voluntad sino sólo la de Dios, no sólo hicieron fiesta, sino que se sintieron honrados por tener su Reina y corrieron en torno a Ella para hacerle cortejo y tributarle sus homenajes, con ponerse la Luna como escabel de Sus pies, las estrellas como corona, el Sol como diadema, los Ángeles como siervos, los hombres como esperando; todos, todos le rindieron honores y le hicieron sus homenajes. 

                    No hay honor y gloria que no se pueda dar a Nuestro Querer, sea que obre en Nosotros, en su propia sede, sea que habite en la criatura. ¿Pero sabes tú cuál fue el primer acto que hizo esta noble Reina cuando saliendo del seno materno abrió los ojos a la luz de este bajo mundo?. Cuando Ella nació, los Ángeles le cantaron canciones de cuna a la Celestial Bebita y Ella quedó extasiada, y Su bella Alma salió de Su cuerpecito, acompañada por legiones angélicas y giró por tierra y Cielo y fue recogiendo todo el Amor que Dios había esparcido en todo lo creado, y penetrando en el empíreo vino a los pies de Nuestro Trono y Nos ofreció la correspondencia del Amor de todo lo creado, y pronunció Su primer gracias a nombre de todos. 

                    ¡Oh! cómo nos sentimos felices al oír el gracias de esta bebita Reina, y le confirmamos todas las gracias, todos los dones, para hacerla superar a todas las demás criaturas unidas juntas. Después, arrojándose en Nuestros brazos se deleitó con Nosotros, nadando en el océano de todos los contentos, quedando embellecida de nueva belleza, de nueva Luz y de nuevo Amor; suplicó de nuevo por el género humano, pidiéndonos con lágrimas que descendiera el Verbo Eterno para salvar a Sus hermanos, pero mientras esto hacía, Nuestro Querer le hizo saber que bajara a la tierra, y Ella de inmediato dejó Nuestros contentos y las alegrías y partió, ¿para hacer qué cosa?, ¡Nuestro Querer!. 

                    ¡Qué potente imán era Nuestro Querer habitante en la tierra en esta recién nacida Reina!. No Nos parecía ya extraña la tierra, no Nos sentíamos ya para castigarla haciendo uso de Nuestra Justicia; teníamos la Potencia de Nuestra Voluntad que en esta inocente Niña Nos despedazaba los brazos, Nos sonreía desde la tierra, y cambiaba la Justicia en gracias y en dulce sonrisa, tanto, que no pudiendo resistir al dulce encanto, el Verbo Eterno apresuró Su carrera. 

                    ¡Oh prodigio de Mi Querer Divino, a Ti todo se debe, por Ti se cumple todo y no hay prodigio más grande que Mi Querer habitante en la criatura!".


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 15, 8 de Diciembre de 1922