martes, 16 de septiembre de 2025

DIVERGENCIA CON JESÚS. EFECTOS DEL SUFRIR SÓLO POR DIOS



                    Esta mañana, mi adorable Jesús ha venido, y temiendo que fuese el Demonio le he dicho: “Permíteme que te signe la frente con la cruz”, y enseguida lo he persignado y así he quedado más segura y tranquila. 

                    Ahora, Jesús Bendito parecía cansado y se quería reposar en mí, y como también yo me sentía cansada por los sufrimientos de los días pasados, especialmente por Sus poquísimas venidas, sentía la necesidad de reposarme en Él. Entonces, después de haber discutido un poco me ha dicho: 

                    “La vida del corazón es el Amor. Yo Soy como un enfermo que arde por la fiebre, que va buscando un refrigerio, un alivio para el fuego que lo devora. Mi fiebre es el Amor; ¿pero dónde obtengo los refrigerios, los alivios más aptos para el fuego que me consume? De las penas y aflicciones sufridos por Mis almas predilectas sólo por Mi Amor; muchas veces estoy esperando y esperando a que el alma se vuelva a Mí para decirme: “Señor, sólo por amor Tuyo quiero sufrir esta pena”. ¡Ah sí, estos son Mis refrigerios y los alivios más aptos que Me alivian y Me apagan el fuego que Me consume!”. 

                    Después de esto se ha arrojado en mis brazos languideciendo para reposarse. Mientras Jesús reposaba yo comprendía muchas cosas sobre las palabras dichas por Él, especialmente sobre el sufrir por amor Suyo. ¡Oh, qué moneda de inestimable valor! Si todos la conociéramos haríamos competencia a ver quién pudiera sufrir más; pero yo creo que todos somos cortos de vista para conocer esta moneda tan preciosa, por eso no se llega a tener conocimiento de ella.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 16 de Septiembre de 1899



domingo, 14 de septiembre de 2025

CADA VEZ QUE EL ALMA HACE SUS ACTOS EN LA DIVINA VOLUNTAD, ASÍ CRECE SIEMPRE MÁS EN SANTIDAD



                    Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho: 

                    “Hija Mía, cada vez que el alma hace sus actos en Mi Voluntad, crece siempre más ante Mí en Sabiduría, en Bondad, Potencia y Belleza, porque conforme va repitiendo los actos en Mi Voluntad, tantos bocados toma de Sabiduría, de Bondad, etc., y el alma crece de aquel alimento del cual se alimenta, por eso de Mí está escrito en el Santo Evangelio que crecía en Sabiduría ante Dios y ante los hombres; como Dios no podía ni crecer ni decrecer, Mi crecer no era otra cosa que Mi Humanidad, que conforme crecía en los años venía a multiplicar Mis actos en el Querer Supremo, y un acto de más que hacía era un crecer de más en la Sabiduría de Mi Padre Celestial, y era tan verdadero este Mi crecimiento, que aun las criaturas lo notaban. Cada acto Mío corría en el Mar inmenso de la Voluntad Divina, y conforme obraba me nutría de este alimento celestial; sería demasiado extenso el decirte los mares de Sabiduría, de Bondad, de Belleza, de Potencia que recibía Mi Humanidad en cada acto de más que hacía, así le sucede al alma. 

                    Hija Mía, la Santidad en Mi Voluntad crece a cada instante, no hay cosa que se escape del crecer y que el alma no pueda hacer correr en el Mar infinito de Mi Voluntad; las cosas más indiferentes, el sueño, el alimento, el trabajo, etc., pueden entrar en Mi Querer y tomar en Él su puesto de honor como obras de Mi Querer; sólo con que el alma lo quiera, y todas las cosas, desde las más grandes hasta las más pequeñas pueden ser ocasiones para entrar en Mi Querer, lo que no sucede con las virtudes, porque las virtudes si se quieren ejercitar, muchas veces falta la ocasión, si se quiere ejercitar la obediencia, se necesita a alguien que dé órdenes, y puede suceder que por días y por semanas falte quien dé nuevas órdenes para hacerla obedecer, y entonces, por cuanta buena voluntad tenga de obedecer, la pobre obediencia quedará ociosa; así de la paciencia, la humildad y todas las demás virtudes, pues como son virtudes de este bajo mundo, se necesita a las otras criaturas para ejercitarlas, en cambio Mi Voluntad es virtud de Cielo, y Yo solo basto para tenerla a cada instante en continuo ejercicio, para Mí es fácil mantenerla tan elevada, así de noche o de día, para tenerla ejercitada en Mi Querer”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 13, 14 de Septiembre de 1921



jueves, 11 de septiembre de 2025

LA FINALIDAD PRIMARIA DE TODO LO QUE DIOS HA HECHO EN LA CREACIÓN Y REDENCIÓN, ES QUE LA CRIATURA VIVA EN EL DIVINO QUERER. SÓLO EN EL DIVINO QUERER HAY VERDADERO REPOSO



                    Continuando mi habitual estado (1), me abandonaba toda en el Santo Querer de mi dulce Jesús, y sintiendo necesidad de reposar decía entre mí: “También mi sueño en Tu Voluntad, no quiero otra cosa que tomar el verdadero reposo en los brazos de Tu Querer”. 

                    Y Jesús: “Hija, extiende sobre todas las criaturas tu reposo como manto para cubrirlas a todas, porque sólo en Mi Querer hay verdadero reposo, y como Él lo envuelve todo, reposando en Mi Voluntad te extenderás sobre todos, para conseguir a todos el verdadero reposo. Cómo es bello ver a una criatura Nuestra reposar en los brazos de Nuestra Voluntad, pero para encontrar verdadero reposo es necesario que ponga en camino todos sus actos, sus palabras, su amor, sus deseos, etc., en Nuestro Querer, a fin de que conforme tomen su lugar en Él, así reciban el reposo, y Yo Me reposo en ellos. Todas las obras, sólo dan reposo cuando están ya cumplidas, pero si no están cumplidas dan siempre una preocupación, un quehacer que vuelve inquieto el verdadero reposo. 

                    Ahora, el cumplimiento de la Obra de la Creación era que el hombre cumpliera en todo Nuestra Voluntad, Ella debía ser la vida, el alimento, la corona de la criatura, y como esto no se realiza todavía, la obra de la Creación no está cumplida aún, y ni Yo puedo reposar en ella, ni ella en Mí, Me da siempre qué hacer, y Yo anhelo este cumplimiento y reposo, por eso amo y quiero tanto que se conozca el modo de vivir en Mi Querer; jamás podré decir que la Obra de la Creación y de la Redención están cumplidas si no tengo todos los actos de la criatura, que como lecho se extiendan en Mi Querer para darme reposo. Y Yo, ¿qué bello reposo no daré a ella al verla regresar sobre las alas de Nuestra Voluntad, con el sello del cumplimiento de la Creación?. Mi Seno será su lecho, por eso no hay cosa que haya hecho que no tuviera por primera finalidad que el hombre tomara posesión de Mi Querer y Yo del suyo. En la Creación fue esta Mi finalidad primaria, en la Redención lo mismo; los Sacramentos instituidos, las tantas gracias hechas a Mis Santos, han sido semillas, medios para hacer llegar a esta posesión de Mi Querer, por eso no transgredas nada de lo que quiero sobre Mi Voluntad, sea con el escribir, sea con la palabra, sea con las obras. Sólo por los tantos preparativos que la han precedido puedes conocer que la cosa más grande, la más importante y la que más me interesa es el vivir en Mi Querer. 

                    ¿Quieres saber dónde fue sembrada esta semilla de Mi Querer?. En Mi Humanidad, en Ella germinó, nació y creció, así que en Mis Llagas, en Mi Sangre, se ve esta semilla que quiere trasplantarse en la criatura, para que ella tome posesión de Mi Voluntad y Yo de la suya, a fin de que la Obra de la Creación regrese al principio, como salió, no sólo por medio de Mi Humanidad sino también por medio de la misma criatura. Serán pocas, aunque fuera una sola, ¿y no fue uno solo aquél que sustrayéndose de Mi Querer desadornó, rompió Mis planes, destruyó la finalidad de la Creación?. Así una sola puede adornarla y realizarla en su finalidad, pero Mis obras no quedan jamás aisladas, así que tendré el ejército de las almas que vivirán en Mi Querer, y en ellas tendré la Creación reintegrada, toda bella y hermosa como salió de Mis manos, de otra manera no tendría tanto interés de hacerla conocer”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 14, 11 de Septiembre de 1922


1- Por una particular disposición de Dios, Luisa Piccarreta permanecía toda la noche sumida en un profundo éxtasis, paralizada, mientras recibía luces del Cielo; tan sólo conseguía liberarla de aquél místico trance la bendición del Sacerdote, que cada mañana celebraba la Santa Misa en su dormitorio. Este "sueño extático" era tan cotidiano para Luisa que ella lo definió en sus escritos como "mi habitual estado". Dicha fenomenología no fue exclusiva de Piccarreta, se dio con anterioridad en Santa Catalina de Siena y casi a la vez en la mística portuguesa Alexandrina Da Costa, entre otras almas privilegiadas.



martes, 9 de septiembre de 2025

EFICACIA DE LAS INTENCIONES



                    Esta mañana mi adorable Jesús no venía. Entonces, mientras mi mente estaba ocupada en considerar el Misterio de la Coronación de espinas, me he acordado que estando ocupada otras veces en este Misterio, el Señor se complacía en quitarse de Su cabeza la corona de espinas y clavarla en la mía, y he dicho en mi interior: “Ah Señor, ya no soy digna de sufrir Tus espinas”. Y Él, ha venido de improviso y me ha dicho: 

                    “Hija Mía, cuando tú sufres Mis Mismas espinas, tú Me consuelas, y sufriéndolas tú Yo Me siento completamente libre de esas penas; cuando te humillas y te crees indigna de sufrirlas, entonces Me reparas los pecados de soberbia que se cometen en el mundo”. 

                    Yo he agregado: “¡Ah! Señor, por cuantas gotas derramaste, por cuantas espinas sufriste, por cuantas heridas, tanta gloria intento darte por cuanta gloria deberían darte todas las criaturas si no existiera el pecado de soberbia, y tantas gracias intento pedirte para todas las criaturas para hacer que este pecado se destruya”. 

                    Mientras esto decía, he visto que Jesús contenía en Él a todo el mundo, como una máquina contiene en sí los objetos, y todas las criaturas se han movido en Él, y Jesús se movía hacia ellas, y parecía que Él tuviese la gloria de mi intención y las criaturas hubieran regresado a Él para poder recibir el bien prestado por mí para ellas. Yo he quedado estupefacta, y Jesús viendo mi estupor ha dicho: “Parece sorprendente todo esto, ¿no es verdad?. No obstante parece cosa de nada lo que tú has hecho, sin embargo no es así; ¿cuánto bien se podría hacer con repetir esta intención y no se hace?”. 

                    Dicho esto ha desaparecido.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 4, 9 de Septiembre de 1901



sábado, 6 de septiembre de 2025

IMAGEN DEL ESTADO DE LA IGLESIA. NECESIDAD DE PURIFICARLA



                    Encontrándome en mi habitual estado me he encontrado fuera de mí misma, y con gran sorpresa mía he encontrado en medio de un camino a una mujer tirada por tierra, toda llena de heridas y los miembros todos descoyuntados, no había hueso en su lugar. 

                    La mujer, si bien tan maltrecha que parecía el verdadero retrato del dolor, era bella, noble, majestuosa, pero al mismo tiempo daba piedad el verla abandonada por todos, expuesta a quien quisiera hacerle daño. Entonces, movida a compasión miraba alrededor para ver si había alguien que me ayudara a levantarla y ponerla en lugar seguro, y ¡oh! maravilla, junto a mí estaba un joven que me parecía que fuera Jesús, y juntos la hemos levantado de la tierra, pero a cada movimiento sufría penas desgarradoras debido al dislocamiento de los huesos. 

                    Así, poco a poco la hemos transportado dentro de un palacio, poniéndola sobre una cama, y junto con Jesús, que parecía que amaba tanto a esa mujer que quería darle Su propia Vida para salvarla y darle la salud, tomábamos en nuestras manos los miembros dislocados para ponerlos en su lugar; al toque de Jesús los huesos tomaban su lugar y aquella mujer se transformaba en una bella y graciosa niña. Yo he quedado asombrada por esto, y Jesús me ha dicho:

                    “Hija Mía, esta mujer es la imagen de Mi Iglesia. Ella es siempre Noble, llena de Majestad y Santa, porque su origen está en el Hijo del Padre Celestial; pero a qué estado tan doloroso la han reducido los miembros a Ella incorporados, no contentos con no vivir santamente, a la par de Ella, la han llevado en medio de la calle, exponiéndola al frío, a las burlas, a los golpes, y sus mismos hijos, como miembros dislocados, viviendo en medio de la calle se han dado a toda clase de vicios; el amor al interés, predominante en ellos los ciega y cometen las más feas infamias y viven junto a Ella para herirla y gritarle continuamente: ‘Sea crucificada, sea crucificada’. En qué estado tan doloroso se encuentra Mi Iglesia, los Ministros que deberían defenderla son sus más crueles verdugos; pero para renacer es necesaria la destrucción de estos miembros e incorporarle miembros inocentes, desinteresados, que viviendo a la par con Ella, regrese bella y graciosa niña, tal cual Yo la constituí, sin malicia, más que sencilla niña, para crecer fuerte y sana. Esta es la necesidad de que los enemigos inicien la batalla, para que se purguen los miembros infectados. Tú reza y sufre a fin de que todo redunde para Mi Gloria”.

                    Dicho esto me he encontrado en mí misma.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 17, 6 de Septiembre de 1924



viernes, 5 de septiembre de 2025

CÓMO JESÚS OBRA LA PERFECCIÓN EN EL ALMA POCO A POCO



                    Esta mañana me encontraba en tal abatimiento de ánimo y me veía tan mala, que yo misma me volvía insoportable. Habiendo venido Jesús le he dicho mis penas y el miserable estado en el cual me encontraba, y Él me ha dicho: 

                    “Hija Mía, no quieras perder el ánimo, esta es Mi costumbre, el obrar la perfección paso a paso y no todo en un instante, a fin de que el alma, viendo siempre que le falta alguna cosa, se impulse, haga todos los esfuerzos para alcanzar lo que le falta, a fin de agradarme más y de santificarse mayormente, entonces Yo, atraído por esos actos me siento forzado a darle nuevas gracias y favores celestiales, y con esto se viene a formar un comercio todo divino entre el alma y Dios, de otra manera, poseyendo el alma en sí la plenitud de la perfección, y por lo tanto de todas las virtudes, no encontraría modos de cómo esforzarse, cómo agradarle más y vendría a faltar la yesca para encender el fuego entre la criatura y el Creador”. 

                    ¡Sea siempre bendito el Señor!.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 5 de Septiembre de 1899



martes, 2 de septiembre de 2025

LA VERDADERA VIRTUD, DE DIOS COMIENZA Y EN DIOS TERMINA



                    Paso días amargos por las continuas privaciones del bendito Jesús. Después, en cuanto ha venido me ha dicho: 

                    “Hija Mía, la señal para conocer si uno tiene verdadera Caridad es si ama a los pobres, porque si ama a los ricos y a ellos se da, puede ser porque espera o porque obtiene algo, o porque le simpatizan, o por la nobleza, por el ingenio, por el buen hablar y aun por temor; pero si ama a los pobres, los ayuda, los socorre, es porque ve en ellos la imagen de Dios, así que no ve la rusticidad, la ignorancia, la descortesía, la miseria, sino que a través de estas miserias, como dentro de un espejo ve a Dios, del cual todo espera, y los ama, los ayuda, los consuela como si lo hiciera a Dios mismo. Éste es el sello de la verdadera virtud, que de Dios comienza y en Dios termina; pero lo que comienza de la materia, materia produce y en la materia termina, y por cuan espléndida y virtuosa parezca la Caridad, no sintiendo el toque divino, ni quien la hace ni quien la recibe, quedan fastidiados, aburridos y cansados, y si tienen necesidad se sirven de ello para cometer defectos”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 8, 2 de Septiembre de 1908



sábado, 30 de agosto de 2025

JESÚS LE HACE VER EL ESTADO LAMENTABLE DEL MUNDO



                    Esta mañana mi amado Jesús me ha transportado fuera de mí misma y me ha hecho ver la decadencia de la religión en los hombres y un preparativo de guerra. Yo le he dicho: “¡Oh Señor, en qué estado tan lamentable se encuentra el mundo en estos tiempos en cuanto a la Religión!. Parece que el mundo no reconoce más a Aquel que ennoblece al hombre y lo hace aspirar a un fin eterno, pero lo que más hace llorar, es que parte de aquellos mismos que se dicen religiosos, que deberían poner la propia vida para defender la Religión y hacerla resurgir, la ignoran”. 

                    Y Jesús, tomando un aspecto afligidísimo me ha dicho: 

                    “Hija Mía, esta es la causa de que el hombre viva como bestia, porque ha perdido la Religión; pero tiempos más tristes vendrán para el hombre en castigo de la ceguera en la cual él mismo se ha sumergido, tanto, que se Me oprime el Corazón al verlo. Pero la sangre hará revivir esta Santa Religión, esta sangre que haré derramar por toda clase de gente, por seglares y religiosos, regará al resto de las gentes que viven como salvajes, y civilizándolas les restituirá de nuevo su nobleza. He aquí la necesidad de que la sangre se derrame y que las mismas iglesias queden casi abatidas, para hacer que regresen de nuevo y existan con su primer brillo y esplendor”. 

                    ¿Pero quién puede decir el desgarro cruel que harán en los tiempos por venir?. Lo paso en silencio porque no lo recuerdo bien y no lo veo tan claro; si el Señor quiere que lo diga me dará más claridad y entonces tomaré de nuevo la pluma sobre este argumento, por eso, por ahora pongo punto.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 30 de Agosto de 1899




viernes, 29 de agosto de 2025

ADOREMOS LAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JUNTO CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA


                    Estaba escribiendo las Horas de la Pasión, y pensaba para mí: « ¡Cuántos sacrificios al escribir estas benditas Horas de la Pasión, especialmente al poner en papel ciertos actos internos que habían ocurrido sólo entre Jesús y yo! ¿Cuál será la recompensa que él me dará?».

                    Y Jesús, haciéndome escuchar su voz tierna y dulce, me dijo: «Hija Mía, como recompensa por haberlas escrito, por cada palabra que has escrito te daré un alma, un beso».

                    Y yo: «Amor mío, esto para mí; y a los que las hagan, ¿qué les darás?». 

                    Y Jesús: «Si las hacen junto Conmigo y con Mi Misma Voluntad, por cada palabra que repitan les daré un alma, porque toda la mayor o menor eficacia de estas Horas de Mi Pasión está en la mayor o menor unión que tengan Conmigo. Y haciéndolas con Mi Voluntad, la criatura se esconde en Mi Voluntad, y obrando Mi Voluntad puedo hacer todos los bienes que quiero, aun por medio de una sola palabra. Y esto, cada vez que las hagan».


Del "Libro de Cielo", revelaciones de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta


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               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te beso el pie izquierdo suplicándote que quieras perdonarme a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos caminado hacia Dios. 

               Beso Tu pie derecho pidiéndote me perdones a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos seguido la perfección que Tú querías de nosotras.

              Beso Tu mano izquierda pidiéndote nos comuniques Tu pureza. 

               Beso Tu mano derecha pidiéndote me bendigas todos mis latidos, mis pensamientos, los afectos, para que recibiendo el valor de Tu bendición sean todos santificados. Y bendiciéndome a mí bendice también a todas las criaturas y con Tu bendición sella la salvación de sus almas.

               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te abrazo y besándote el Corazón Te ruego que pongas en medio de Vuestros dos Corazones el mío para que se alimente continuamente de Vuestros amores, de Vuestros dolores, de Vuestros mismos afectos y deseos, en suma, de Vuestra misma Vida. Así sea. 


Extraído de “Las Horas de la Pasión”, de las Revelaciones 
de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta. Primera Hora




miércoles, 27 de agosto de 2025

EL EFECTO CUANDO JESÚS VA AL ALMA



                    Esta mañana mientras veía a mi dulce Jesús, sentía un temor de que no fuese Él sino el Demonio para engañarme. Y Jesús respondiendo a mi temor me ha dicho:

                    “Cuando Soy Yo quien se presenta al alma, todas las potencias interiores se aniquilan y conocen su nada, y Yo, viendo al alma humillada, hago sobreabundar Mi Amor, como tantos ríos, en modo de inundarla toda y fortificarla en el bien. Todo lo contrario sucede cuando es el Demonio”.


 Nuestro Señor a Luisa Piccarreta, “Libro de Cielo”, Vol. 2, 27 de Agosto de 1899